Nacer

25 mayo 2007


Lo único que me importaba era aterrizar en un terreno tan inmenso, donde no diferenciaba los límites de lo que estaba bien y mal.

No podía saber qué era aquéllo que posaba entre dubitativo y sorprendido ahí abajo.
El encuentro era inevitable, pero el viaje nunca acababa.
Tantos minutos en el aire me hacían pensar que no habría nada mejor que pisar tierra firme.
Incluso a esa silueta que me esperaba le tomé algo de cariño sin saber quién era.

Ya no era un qué era.
Era un quién era.

El suelo era duro, había muchas parcelas ocupadas por entes de ojos rotos y mentes cansadas. Había muchos charcos en algunas, y mucha hierba seca en otras. Otras estaban repletas de llantos prematuros y por risas como punto final. Otras por carcajadas nerviosas como camuflaje, al lado de manos con el puño en alza.

Al menos, eso me contaron.
Eso me contó.

Pero ya, nada me importaba.
Ahora, estaba en tierra.

Dos

20 mayo 2007


Lo importante no es llegar a un lugar desconocido con las piezas que siempre te acompañan. Tampoco lo es que no se sepa qué te depararán las próximas horas en un sitio con tanto encanto y con caras que pocas veces o ninguna has visto. Ni que no sepas dónde sentarte por saltar protocolos que siempre estuvieron escritos. Ni ir al servicio cinco minutos antes de que suene la música del día más señalado para dos. Ni que una niña llore por no entender qué hace su madre al inmortalizar tanto un momento que todavía no llega. Ni subir y bajar escalones que crees que no vas a volver a pisar y que están acabando con tus talones. Ni que se derrame alguna lágrima porque ya llega lo que se estaba anhelando.

Lo importante es que las personas que te pueden hacer pensar esto y hacer sentir lo que no se puede explicar sean vistas con una amplia sonrisa en la cara, que estén unidas por esa metáfora circular y que aparezcan vestidos de la manera que les da la real gana. Cuando eso pasa, cuando uno elige cómo quiere asistir a su propia boda con canciones anormales como colofón final, cuando incluso el animal de los ya casados acompaña en la mesa nupcial mientras dan la oportunidad de hacer amigos a los invitados con personas que eran desconocidas pero ahora están enfrente, cuando se tiene la oportunidad de hablar de nuevo mediante una palabra y muchos gestos de cariño, quiere decir que quien ha podido lograr esto puede lograr cualquier meta que se proponga.

Y yo, estoy muy orgullosa de poder haber formado parte de este día, de esa historia y de esas vidas que desde ayer están más unidas por un papel que antes estaba en blanco.

Felicidades amores. Os merecéis todo lo bueno que está escrito y lo que aún está por llegar. No es fácil hacer de lo poco común una velada inolvidable, vosotros lo habéis conseguido. Y esto, es digno de elogio.
Os quiero mucho.

P.D.= Ninfa, tampoco te olvidamos ese día.

Vidas cruzadas

19 mayo 2007


Día clavado. Dolor y rabia por un lado y sonrisas y sueños por otro.

Se recuerda lo jodida que es la vida cuando de repente visita la guadaña, sin aviso, sin tregua. Porque nunca la hay cuando aparece, no importa nada ni nadie.
Ni tú ni yo. Qué más da. Postrarte y resignarte es lo mejor. Tragar saliva y sonreír. Siempre seguir sonriendo. No importan las ganas. Son lo de menos.
Las palabras se exilian y lo profundo se manifiesta. Todo acaba. Lo importante se va y se tiñe todo de negro. Los sollozos se escampan y nadie cambia la cara. La música se para, el tiempo no se sabe qué es.
Los días se hacen interminables y la realidad aún no llega. Ni a golpes.

Aún sigo sin entender. Simplemente porque no todo debe ser entendido. Pasa y punto. Ahí queda.

Te sigo echando de menos y el nudo es inmenso. Maldita risa la tuya que sigue aquí postrada. Con eso me quedo. A pesar de lo demás que aquí está plasmado, y todo lo que nunca se contará.

Momento

12 mayo 2007


Dime tú, que avanzas con desaire, prometedor de lo imposible, si vendrás algún día para permanecer.
Plagiador del desdén ilustre, recorro algunas de los caminos por donde vas dejando paso firme, con la patética intención de la semejanza.
El averno vestido de lo indemne llama a la puerta con aire jocoso.
Las páginas pasadas quieren ser revisadas y sólo se quiere sonreír ante tanta infamia y desajustes de cuentas.
Qué más da lo sucedido, se requiere más para poder mirar hacia delante.
Se sabe de salidas que hoy no pueden ser vistas.
Apaga la luz para que aceche la claridad.

Disimulo


Rozando pliegues al borde de las finas telas colgando del techo.
Todo se ve distinto desde ahí arriba.
Las alturas ridiculizan lo que desde el suelo no se atreve a ser alzado.
Manos con la intención de ser escuchadas.
Voces que intentan llegar a alguna parte que no sea el olvido.
La demencia nunca fue tan preciada desde entonces.
La sangre que fue inocente frena y se tiñe de negro.
Nunca la duda ha sido tan buena compañía.
Las derrotas ya no se cuentan con los dedos.
Victoria no aparece en nuestra enciclopedia.
Todo se funde en uno y lo demás,
nunca fue inventado.

Reducido placer

03 mayo 2007


Los días lluviosos salpican en la cara, visitando al ser inquieto del alba.
No duermes. No sueñas. Quieres estar despierta.
Señalas al pájaro que sobrevuela los tejados, ese que no viste pero que siempre anduvo cerca, ese que canta pero no es percibido.
Reírte resulta fácil cuando la autosugestión es desconocida.
Lo viejo se convierte en nuevo. Lo nuevo en lo inmejorable. Las flores nunca olieron tan bien.
La hierba mojada te acaricia los pies, el sol espera a que abras los ojos.
Su olor te envuelve dibujando tu perfil mientras tú observas, callada, los labios que soñaste, esos que ahora te envidian, esos que por fin tienes cerca. Muy cerca. Los que tocas al cerrar los ojos deseando que no desaparezcan al abrirlos.
El pelo revolotea por la almohada dejándose mecer por el aire fresco de la mañana, esa que comparten con mayor placer los que se esconden.
Olor a pan tostado y chocolate caliente para ti, y café para la fiel compañía.
Y lo único que te preocupa es que mañana es día de fiesta, que la mañana cierra y el tránsito abunda.
Que el tiempo se convierte en despertador, y las almas vuelven a las cavernas.

Nacer


Lo único que me importaba era aterrizar en un terreno tan inmenso, donde no diferenciaba los límites de lo que estaba bien y mal.

No podía saber qué era aquéllo que posaba entre dubitativo y sorprendido ahí abajo.
El encuentro era inevitable, pero el viaje nunca acababa.
Tantos minutos en el aire me hacían pensar que no habría nada mejor que pisar tierra firme.
Incluso a esa silueta que me esperaba le tomé algo de cariño sin saber quién era.

Ya no era un qué era.
Era un quién era.

El suelo era duro, había muchas parcelas ocupadas por entes de ojos rotos y mentes cansadas. Había muchos charcos en algunas, y mucha hierba seca en otras. Otras estaban repletas de llantos prematuros y por risas como punto final. Otras por carcajadas nerviosas como camuflaje, al lado de manos con el puño en alza.

Al menos, eso me contaron.
Eso me contó.

Pero ya, nada me importaba.
Ahora, estaba en tierra.

Dos


Lo importante no es llegar a un lugar desconocido con las piezas que siempre te acompañan. Tampoco lo es que no se sepa qué te depararán las próximas horas en un sitio con tanto encanto y con caras que pocas veces o ninguna has visto. Ni que no sepas dónde sentarte por saltar protocolos que siempre estuvieron escritos. Ni ir al servicio cinco minutos antes de que suene la música del día más señalado para dos. Ni que una niña llore por no entender qué hace su madre al inmortalizar tanto un momento que todavía no llega. Ni subir y bajar escalones que crees que no vas a volver a pisar y que están acabando con tus talones. Ni que se derrame alguna lágrima porque ya llega lo que se estaba anhelando.

Lo importante es que las personas que te pueden hacer pensar esto y hacer sentir lo que no se puede explicar sean vistas con una amplia sonrisa en la cara, que estén unidas por esa metáfora circular y que aparezcan vestidos de la manera que les da la real gana. Cuando eso pasa, cuando uno elige cómo quiere asistir a su propia boda con canciones anormales como colofón final, cuando incluso el animal de los ya casados acompaña en la mesa nupcial mientras dan la oportunidad de hacer amigos a los invitados con personas que eran desconocidas pero ahora están enfrente, cuando se tiene la oportunidad de hablar de nuevo mediante una palabra y muchos gestos de cariño, quiere decir que quien ha podido lograr esto puede lograr cualquier meta que se proponga.

Y yo, estoy muy orgullosa de poder haber formado parte de este día, de esa historia y de esas vidas que desde ayer están más unidas por un papel que antes estaba en blanco.

Felicidades amores. Os merecéis todo lo bueno que está escrito y lo que aún está por llegar. No es fácil hacer de lo poco común una velada inolvidable, vosotros lo habéis conseguido. Y esto, es digno de elogio.
Os quiero mucho.

P.D.= Ninfa, tampoco te olvidamos ese día.

Vidas cruzadas


Día clavado. Dolor y rabia por un lado y sonrisas y sueños por otro.

Se recuerda lo jodida que es la vida cuando de repente visita la guadaña, sin aviso, sin tregua. Porque nunca la hay cuando aparece, no importa nada ni nadie.
Ni tú ni yo. Qué más da. Postrarte y resignarte es lo mejor. Tragar saliva y sonreír. Siempre seguir sonriendo. No importan las ganas. Son lo de menos.
Las palabras se exilian y lo profundo se manifiesta. Todo acaba. Lo importante se va y se tiñe todo de negro. Los sollozos se escampan y nadie cambia la cara. La música se para, el tiempo no se sabe qué es.
Los días se hacen interminables y la realidad aún no llega. Ni a golpes.

Aún sigo sin entender. Simplemente porque no todo debe ser entendido. Pasa y punto. Ahí queda.

Te sigo echando de menos y el nudo es inmenso. Maldita risa la tuya que sigue aquí postrada. Con eso me quedo. A pesar de lo demás que aquí está plasmado, y todo lo que nunca se contará.

Momento


Dime tú, que avanzas con desaire, prometedor de lo imposible, si vendrás algún día para permanecer.
Plagiador del desdén ilustre, recorro algunas de los caminos por donde vas dejando paso firme, con la patética intención de la semejanza.
El averno vestido de lo indemne llama a la puerta con aire jocoso.
Las páginas pasadas quieren ser revisadas y sólo se quiere sonreír ante tanta infamia y desajustes de cuentas.
Qué más da lo sucedido, se requiere más para poder mirar hacia delante.
Se sabe de salidas que hoy no pueden ser vistas.
Apaga la luz para que aceche la claridad.

Disimulo


Rozando pliegues al borde de las finas telas colgando del techo.
Todo se ve distinto desde ahí arriba.
Las alturas ridiculizan lo que desde el suelo no se atreve a ser alzado.
Manos con la intención de ser escuchadas.
Voces que intentan llegar a alguna parte que no sea el olvido.
La demencia nunca fue tan preciada desde entonces.
La sangre que fue inocente frena y se tiñe de negro.
Nunca la duda ha sido tan buena compañía.
Las derrotas ya no se cuentan con los dedos.
Victoria no aparece en nuestra enciclopedia.
Todo se funde en uno y lo demás,
nunca fue inventado.

Reducido placer


Los días lluviosos salpican en la cara, visitando al ser inquieto del alba.
No duermes. No sueñas. Quieres estar despierta.
Señalas al pájaro que sobrevuela los tejados, ese que no viste pero que siempre anduvo cerca, ese que canta pero no es percibido.
Reírte resulta fácil cuando la autosugestión es desconocida.
Lo viejo se convierte en nuevo. Lo nuevo en lo inmejorable. Las flores nunca olieron tan bien.
La hierba mojada te acaricia los pies, el sol espera a que abras los ojos.
Su olor te envuelve dibujando tu perfil mientras tú observas, callada, los labios que soñaste, esos que ahora te envidian, esos que por fin tienes cerca. Muy cerca. Los que tocas al cerrar los ojos deseando que no desaparezcan al abrirlos.
El pelo revolotea por la almohada dejándose mecer por el aire fresco de la mañana, esa que comparten con mayor placer los que se esconden.
Olor a pan tostado y chocolate caliente para ti, y café para la fiel compañía.
Y lo único que te preocupa es que mañana es día de fiesta, que la mañana cierra y el tránsito abunda.
Que el tiempo se convierte en despertador, y las almas vuelven a las cavernas.

Palabras

Luciérnagas