32

29 agosto 2007

Anoche o hace unas horas, ya se sabe lo travieso de los sueños, me vestí para bailar sevillanas. No es broma. Mi madre me vestía de negro, creo recordar era un vestido de ballet. Yo estaba contenta con ese vestido. Me quedaba bien. Ya se sabe cómo son los sueños, pueden hacer que bailes un tango con traje de chotis, y verlo tan normal. Lo que vi extraño, eran los zapatos. Le decía a mi madre que dónde estaban los zapatos, porque ya que quería que bailara (¿no lo dije? suelen ser otra persona la que quiere que su pequeño/a haga algo), tendría que darme un calzado. Adecuado. Y esta vez sí, adecuado. Porque cuando se llega a esta parte es igual que se esté soñando. El calzado es esencial. Yo me imaginé con unos zapatos del 34, bueno… va, del 35 (ya que es un sueño mío, me ensalzaré), acompañados de topitos blancos, que son los que ahora están de moda. Me daba igual que fueran negros, blancos o rosas. Que los hay. Prefería negros sólo, pero daba igual. Era mi sueño y quedaría bien. Iba a bailar para mi madre, que estaba orgullosa de vestirme para la ocasión. Ella me mostró unos zapatos blancos. Pero de bailarina. De esos que duelen en la puntita del pie aunque estés acostumbrada a llevarlos puestos. El caso es que no me sorprendió eso. Fue el número de los zapatos. Vi el número y me enfadé. “Mama, son un 32”.-“¡Qué más da! ¡Te van a estar bien!”-“Mama, tengo que taconear, yo no puedo así… Encima que no tengo nada ensayado… Tendré que hacer ruido para que se me escuche ¿no?”-“¡Que te los pongas, coño!” Y mientras me seguía quejando, pidiéndole también una mantilla (daba igual el color), y decía que no me estaban bien, me entraron. Entonces me levanté, vi su cara de satisfacción, y la seguí hacia la puerta mientras no entendía nada. Los pies me encogieron. Daba igual que fuera a bailar sevillanas vestida con un traje negro de ballet que me sentía tan bien. Daba igual que la mantilla no se encontrara porque ella no quisiera; no había tiempo. Todo era vano. ¡Me estaban bien los zapatos del 32! Incluso se me olvidó, al llegar a la fiesta de fin de curso para bailar, que en el lugar no conocía a nadie. No estaba Gemma, ni Lorena, ni Noelia... En el escenario un grupo de cinco o seis niñas fans de Margaret Astor y de la publicidad operaciontriunfera bailaba batuka. Me giré para buscar a mis profesores. No estaban. No había nadie excepto Isabel, la directora. Que me reconoció, supongo que por los rizos o por mi madre, que iba demasiado para llevar a mis hermanos allí. Me miró con incertidumbre mientras al final se acercó con un: “¡Qué sorpresa! ¡Cuánto tiempo! ¡Qué guapa estás!” Y mi arqueo de ceja se hizo inminente junto a mi labio superior cogido con hilo de pescar. “¡Je! ¡Ya ve! ¡Todo bien!” Mientras miraba sigilosamente a los lados buscando una salida de emergencia. Pero ella seguía hablando. “¿Se casaron tus hermanos? Hace tanto tiempo que no los veo… ¡Ufff! Una eternidad… ¡12 años!” Y mi cara de ¿cómo? Se convirtió para ella en un “¡Claro! ¡Mucho tiempo!” Ahí me paré. ¿12 años? ¿¿¡¡12 AÑOS!!?? Pensando que ella estaba loca, y que no era yo la que necesitaba una habitación acolchada de fondo blanco, al menos todavía, me dio por mirar una pancarta.


¡¡TÓMBOLA PARA VIAJE DE FIN DE CURSO 2007!!


A lo que me giré hacia un lado, luego hacia otro, y al encontrar a la madre que me trajo al mundo, la cogí del brazo, y nos fuimos de allí. La miré con cara de cansancio y preocupación, con lástima, mientras le decía:

"Mama, vámonos de aquí, porque creo que nunca estuve apuntada a clases de ballet… Creo que el curso era de sevillanas. No te das cuenta de nada... Ni de que estos putos zapatos me están jodiendo los pies."

¡¡Baaaaaah!!

26 agosto 2007


Que si los qué te pasa en la boca de escribir y los qué te pasa en la oreja de leer están acompañados del marido que escribía versos y de rarairas varios que dejan olvidadas las piedras del camino.

Que si está el cielo encapotado, que si la luna sigue pintada, que si está el ángel disfrazado de guardián lejos o si llegó del exilio expuesto por él mismo, que no del dios frustrado que para algunos existe.

Que si las mañanas están cansadas de tener que decir adiós acomplejadas porque no se tenga demasiado en cuenta su belleza.

Que si las noches están de fiesta porque se las toma más en serio que todo lo demás, y más si están acompañadas del líquido de la lujuria.

Que si ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh! ¿¿Natulaaaaaaaaaaaaaaaaaal?? ¡¡Oooohhh!!

Que si llegaré algún día a aquél castillo al lado del mar. O más bien si llegaré pronto o ahora es un demasiado tarde.

Que si el círculo está todavía abierto a pesar de que nadie deje de ser importante y a pesar de que ese nadie sea un tú. O un yo. ¿Qué más da?

Que si tengo ganas de siesta después de fregar platos.

Que si tú, que si yo, que si ella, que si él. Que tanto blablableo en la cabeza puede ser perjudicial cuando no se tiene al interesado enfrente.

Que si hace un año que todo ha cambiado demasiado, que casi empezó bañado en sangre y ahora está impregnado de risas y vuelcos por lapsos.

Que si qué y cómo, que si qué pretendes o qué quieres saber, que si mejor te vas a la mierda, no tú, si no los que creen y/o quieren saber demasiado y en realidad tienen incluso que pensar si el color azul les queda mejor que el rojo...

Que ayer se ve que fue día de aquelarres y al final, sin pretenderlo y porque más bien lo pretendieron, me entregaron la mejor felicitación sacándome de la penumbra.

¿Invierno?

22 agosto 2007


Que si frío, que si lluvia. Ni los gatos salen.

Lo invisible está ahí acechando mientras los puñales juegan al escondite. Pero yo gano. Y ese es el problema.

No a los paseos ni al mirar películas donde yo soy quien pone sin querer los diálogos.

Los ojos están llenos de legañas. Sí, es algo asqueroso. Y no puedo decir que es conjuntivitis.

Siempre pensé que por estas fechas era el día tonto el que me atontaba. O la vuelta al cole, pero sin mochila nueva. Este año se está tiñendo finales de agosto de la misma manera pero veo que no es porque me tenga que volver a levantar a las seis y media de la mañana dentro de poco.

No se puede engañar a la conciencia. Ni a lo que hay en el centro de cada uno, lo que nos mueve y nos puede en ocasiones.

Las mentiras no se pueden ni vestir de domingo.

El hilo de voz se convierte en eco para mí y en nada para aquél que quiere escuchar.

Y sigue lloviendo sin gustarme. Los ángeles huyen igual que las gotas que caen en el suelo expulsadas del paraíso. Sin dar explicaciones. Y yo sin quererlas saber a pesar de que en ellas piense.

Canta por mí. A ti te lo digo, a cualquiera que lea esto y sepa qué pienso. A quien me entienda. Porque debe ser el único ser que lo consiga.

Sólo sé decir gracias.

- ¿Cómo?
Ese toc-toc-toc de nuevo.
¡Buh!
¿No abres?
¡Eoooo! ¡Soy yo!

- Que me voy. No sé dónde. Pero me voy.
¡Jajaja! Por favor...
- ...
¡TOC-TOC-TOC! ¡Eh! ¡Que no me cierres!

¿No ves que me tienes que abrir para poder respirar
?

21/8/07

A la vuelta

19 agosto 2007

Faltan dos horas sólo, ¿para qué vamos a dormir? Corazón, zorro, balanza, búho. Nunca más. ¿Vamos a parar o qué? Hace calor. Hola, ¿comanda' la beta? ... Ya hemos llegado. Tié' lateta' má grande. Sí. Seguimos estando en el pueblo. Anda ca' venío' a verme. ... Joder niña, ¿dónde vas con esas pintas? No me acostumbro a ver cinturones haciendo de falda ni de camiseta. Mummy, ya te daré clases de estilo y maquillaje. ... ¿Es niño o niña? Vamos de feria. Mucho sueño. ¿Ronda de noche? Me he vuelto a enamorar. Vamos a Paco a cenar. Comida casera, dice... Hijoputa. Pruebe el vino, señor. No puedo, soy alcohólico. ... El café en otro sitio ¿no? Vamos a dormir, por dios, por la virgen de Caños Santos, o por lo que más queráis. Al sol de Cádiz no le caigo bien. Suerte que sólo duró ese odio un día. Mucha agua y flores. Dos horas dando vueltas. Habrá que dormir. Málaga huele a jazmín. Robando luz. Con el chá ca chá del tren. ... Relax. Paseo por el castillo. ¿Relax? Pss. Kyka, nos vemos luego. El amor es perfecto sólo en las telenovelas. Ahí todos tienen el corazón de piedra y las lágrimas son mentira. La ausencia es justificable. Pero todo bien. A pesar de que siempre sonría, todo bien. Hasta el año que viene, o cuando sea. Estoy ¿eh?


De vuelta. Calor, mismo olor, sin ganas de comer, ¿lo he vivido o lo he pensado? Cajas vacías, habrá que quedar. Todos, todos. ¿Qué les pasa a los ojos? Carnaval a ratos. Necesidad.

Mejor, voy a dormir. Ilusa. Al despertar, nada tiene otro color. Pero no desespero. Y las venas, pienso dejármelas larguísimas. Que para eso soy joven y bella. Como dicen los allegados. Y yo, cuando estoy disfrazada de buen humor y sarcasmo. Como hoy. O como toda la vida.

¡Saldré! Esa luz, es ya mía.


Polvo de estrellas

11 agosto 2007

Desperté con la intención de no convertirme en gris.
No hay malditos aquí, ni allí. Ni setas venenosas ni gases lacrimógenos.
Océanos inmensos hartos de no ser tenidos en cuenta por estar demasiado regados.
Ni hay mensajes en botellas desertadas, lanzadas por la desesperación de la asesinada fe.
Los cuentos se inventaron para recordarlos con una sonrisa. Sea un final u otro. Todos tienen su moraleja. Que haga escupir o no, es ya otra historia.
Los gigantes con sonrisa y los gnomos de tres ojos. Qué más da la apariencia cuando lo que importa es ser.
¿Espuma? Toda la que quieras. En tus manos la clave para hacerla desaparecer en ese reino hoy desencantado.

No siempre se tiene la respuesta a esa pregunta. Siempre quedará el consuelo de pensar que todos nos lo hemos preguntado alguna vez.
La bruja va a volar, unos días. Volver a los vientos del sur y reencontrarse con mucho y muchos. Y de paso reencontrarse con lo que es nuevo desde otros aires.Ni promesas ni despedidas. ¡Volveré! Con ganas de lo que se avecine. Fuerza.

El manto de estrellas me espera, y sé que seguiré con palabras merodeando por mi mente con la intención de encontrar lo que aún hay, y buscando ver la luz en cualquier sombra que se asemeje.

Inanición

06 agosto 2007

Joder con las puertas.
De tanto abrirlas se han estropeado.
Encima las ventanas muestran lunas pintadas en charcos.
Tanto domingo de despedida tras sábados dulces me ha hecho perder la orientación.
Por momentos. Siempre. Sólo por momentos.
Las marcas permanecerán, pero acabarán envueltas por un sabor placentero. Sea cual sea el final disfrazado de historia interminable.
Goldick está cansada... Tiene un poco de sueño. El verde se ha comido al azul.
Las mariposas no pueden volar con un lastre a cuestas.
No se ve con claridad cuando se siente un demasiado. Lo que se da nunca es suficiente. No se puede aceptar otra opción distinta.
Ni intentándolo podría dibujar mis ojos en estos momentos. El alma se ha ido de vacaciones antes que yo. Cuando aterrice, ya os daréis cuenta.

Y yo, también.

Flores con Henry

02 agosto 2007

Fuerte. Siempre adelante. Hasta en días de paisajes eléctricos.
Restos de domingo en las entrañas.
Recorrer los pasos no debería ser lo habitual pero ahora es necesario.
Pero nada igual. Se pretende ser.
Las lunas se dispersan y cantan mientras que las aves permanecen espectantes.
La tinta hace menos daño. Sangra menos.
Manzanas rojas y pasta en tonos verdes.
Lo que se enciende no es prestado. Propio.
Si la puerta se cierra, siempre hay ventanas por abrir.
Y yo dispuesta a que no queden atascadas una vez abiertas.

32

Anoche o hace unas horas, ya se sabe lo travieso de los sueños, me vestí para bailar sevillanas. No es broma. Mi madre me vestía de negro, creo recordar era un vestido de ballet. Yo estaba contenta con ese vestido. Me quedaba bien. Ya se sabe cómo son los sueños, pueden hacer que bailes un tango con traje de chotis, y verlo tan normal. Lo que vi extraño, eran los zapatos. Le decía a mi madre que dónde estaban los zapatos, porque ya que quería que bailara (¿no lo dije? suelen ser otra persona la que quiere que su pequeño/a haga algo), tendría que darme un calzado. Adecuado. Y esta vez sí, adecuado. Porque cuando se llega a esta parte es igual que se esté soñando. El calzado es esencial. Yo me imaginé con unos zapatos del 34, bueno… va, del 35 (ya que es un sueño mío, me ensalzaré), acompañados de topitos blancos, que son los que ahora están de moda. Me daba igual que fueran negros, blancos o rosas. Que los hay. Prefería negros sólo, pero daba igual. Era mi sueño y quedaría bien. Iba a bailar para mi madre, que estaba orgullosa de vestirme para la ocasión. Ella me mostró unos zapatos blancos. Pero de bailarina. De esos que duelen en la puntita del pie aunque estés acostumbrada a llevarlos puestos. El caso es que no me sorprendió eso. Fue el número de los zapatos. Vi el número y me enfadé. “Mama, son un 32”.-“¡Qué más da! ¡Te van a estar bien!”-“Mama, tengo que taconear, yo no puedo así… Encima que no tengo nada ensayado… Tendré que hacer ruido para que se me escuche ¿no?”-“¡Que te los pongas, coño!” Y mientras me seguía quejando, pidiéndole también una mantilla (daba igual el color), y decía que no me estaban bien, me entraron. Entonces me levanté, vi su cara de satisfacción, y la seguí hacia la puerta mientras no entendía nada. Los pies me encogieron. Daba igual que fuera a bailar sevillanas vestida con un traje negro de ballet que me sentía tan bien. Daba igual que la mantilla no se encontrara porque ella no quisiera; no había tiempo. Todo era vano. ¡Me estaban bien los zapatos del 32! Incluso se me olvidó, al llegar a la fiesta de fin de curso para bailar, que en el lugar no conocía a nadie. No estaba Gemma, ni Lorena, ni Noelia... En el escenario un grupo de cinco o seis niñas fans de Margaret Astor y de la publicidad operaciontriunfera bailaba batuka. Me giré para buscar a mis profesores. No estaban. No había nadie excepto Isabel, la directora. Que me reconoció, supongo que por los rizos o por mi madre, que iba demasiado para llevar a mis hermanos allí. Me miró con incertidumbre mientras al final se acercó con un: “¡Qué sorpresa! ¡Cuánto tiempo! ¡Qué guapa estás!” Y mi arqueo de ceja se hizo inminente junto a mi labio superior cogido con hilo de pescar. “¡Je! ¡Ya ve! ¡Todo bien!” Mientras miraba sigilosamente a los lados buscando una salida de emergencia. Pero ella seguía hablando. “¿Se casaron tus hermanos? Hace tanto tiempo que no los veo… ¡Ufff! Una eternidad… ¡12 años!” Y mi cara de ¿cómo? Se convirtió para ella en un “¡Claro! ¡Mucho tiempo!” Ahí me paré. ¿12 años? ¿¿¡¡12 AÑOS!!?? Pensando que ella estaba loca, y que no era yo la que necesitaba una habitación acolchada de fondo blanco, al menos todavía, me dio por mirar una pancarta.


¡¡TÓMBOLA PARA VIAJE DE FIN DE CURSO 2007!!


A lo que me giré hacia un lado, luego hacia otro, y al encontrar a la madre que me trajo al mundo, la cogí del brazo, y nos fuimos de allí. La miré con cara de cansancio y preocupación, con lástima, mientras le decía:

"Mama, vámonos de aquí, porque creo que nunca estuve apuntada a clases de ballet… Creo que el curso era de sevillanas. No te das cuenta de nada... Ni de que estos putos zapatos me están jodiendo los pies."

¡¡Baaaaaah!!


Que si los qué te pasa en la boca de escribir y los qué te pasa en la oreja de leer están acompañados del marido que escribía versos y de rarairas varios que dejan olvidadas las piedras del camino.

Que si está el cielo encapotado, que si la luna sigue pintada, que si está el ángel disfrazado de guardián lejos o si llegó del exilio expuesto por él mismo, que no del dios frustrado que para algunos existe.

Que si las mañanas están cansadas de tener que decir adiós acomplejadas porque no se tenga demasiado en cuenta su belleza.

Que si las noches están de fiesta porque se las toma más en serio que todo lo demás, y más si están acompañadas del líquido de la lujuria.

Que si ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh! ¿¿Natulaaaaaaaaaaaaaaaaaal?? ¡¡Oooohhh!!

Que si llegaré algún día a aquél castillo al lado del mar. O más bien si llegaré pronto o ahora es un demasiado tarde.

Que si el círculo está todavía abierto a pesar de que nadie deje de ser importante y a pesar de que ese nadie sea un tú. O un yo. ¿Qué más da?

Que si tengo ganas de siesta después de fregar platos.

Que si tú, que si yo, que si ella, que si él. Que tanto blablableo en la cabeza puede ser perjudicial cuando no se tiene al interesado enfrente.

Que si hace un año que todo ha cambiado demasiado, que casi empezó bañado en sangre y ahora está impregnado de risas y vuelcos por lapsos.

Que si qué y cómo, que si qué pretendes o qué quieres saber, que si mejor te vas a la mierda, no tú, si no los que creen y/o quieren saber demasiado y en realidad tienen incluso que pensar si el color azul les queda mejor que el rojo...

Que ayer se ve que fue día de aquelarres y al final, sin pretenderlo y porque más bien lo pretendieron, me entregaron la mejor felicitación sacándome de la penumbra.

¿Invierno?


Que si frío, que si lluvia. Ni los gatos salen.

Lo invisible está ahí acechando mientras los puñales juegan al escondite. Pero yo gano. Y ese es el problema.

No a los paseos ni al mirar películas donde yo soy quien pone sin querer los diálogos.

Los ojos están llenos de legañas. Sí, es algo asqueroso. Y no puedo decir que es conjuntivitis.

Siempre pensé que por estas fechas era el día tonto el que me atontaba. O la vuelta al cole, pero sin mochila nueva. Este año se está tiñendo finales de agosto de la misma manera pero veo que no es porque me tenga que volver a levantar a las seis y media de la mañana dentro de poco.

No se puede engañar a la conciencia. Ni a lo que hay en el centro de cada uno, lo que nos mueve y nos puede en ocasiones.

Las mentiras no se pueden ni vestir de domingo.

El hilo de voz se convierte en eco para mí y en nada para aquél que quiere escuchar.

Y sigue lloviendo sin gustarme. Los ángeles huyen igual que las gotas que caen en el suelo expulsadas del paraíso. Sin dar explicaciones. Y yo sin quererlas saber a pesar de que en ellas piense.

Canta por mí. A ti te lo digo, a cualquiera que lea esto y sepa qué pienso. A quien me entienda. Porque debe ser el único ser que lo consiga.

Sólo sé decir gracias.

- ¿Cómo?
Ese toc-toc-toc de nuevo.
¡Buh!
¿No abres?
¡Eoooo! ¡Soy yo!

- Que me voy. No sé dónde. Pero me voy.
¡Jajaja! Por favor...
- ...
¡TOC-TOC-TOC! ¡Eh! ¡Que no me cierres!

¿No ves que me tienes que abrir para poder respirar
?

21/8/07

A la vuelta

Faltan dos horas sólo, ¿para qué vamos a dormir? Corazón, zorro, balanza, búho. Nunca más. ¿Vamos a parar o qué? Hace calor. Hola, ¿comanda' la beta? ... Ya hemos llegado. Tié' lateta' má grande. Sí. Seguimos estando en el pueblo. Anda ca' venío' a verme. ... Joder niña, ¿dónde vas con esas pintas? No me acostumbro a ver cinturones haciendo de falda ni de camiseta. Mummy, ya te daré clases de estilo y maquillaje. ... ¿Es niño o niña? Vamos de feria. Mucho sueño. ¿Ronda de noche? Me he vuelto a enamorar. Vamos a Paco a cenar. Comida casera, dice... Hijoputa. Pruebe el vino, señor. No puedo, soy alcohólico. ... El café en otro sitio ¿no? Vamos a dormir, por dios, por la virgen de Caños Santos, o por lo que más queráis. Al sol de Cádiz no le caigo bien. Suerte que sólo duró ese odio un día. Mucha agua y flores. Dos horas dando vueltas. Habrá que dormir. Málaga huele a jazmín. Robando luz. Con el chá ca chá del tren. ... Relax. Paseo por el castillo. ¿Relax? Pss. Kyka, nos vemos luego. El amor es perfecto sólo en las telenovelas. Ahí todos tienen el corazón de piedra y las lágrimas son mentira. La ausencia es justificable. Pero todo bien. A pesar de que siempre sonría, todo bien. Hasta el año que viene, o cuando sea. Estoy ¿eh?


De vuelta. Calor, mismo olor, sin ganas de comer, ¿lo he vivido o lo he pensado? Cajas vacías, habrá que quedar. Todos, todos. ¿Qué les pasa a los ojos? Carnaval a ratos. Necesidad.

Mejor, voy a dormir. Ilusa. Al despertar, nada tiene otro color. Pero no desespero. Y las venas, pienso dejármelas larguísimas. Que para eso soy joven y bella. Como dicen los allegados. Y yo, cuando estoy disfrazada de buen humor y sarcasmo. Como hoy. O como toda la vida.

¡Saldré! Esa luz, es ya mía.


Polvo de estrellas

Desperté con la intención de no convertirme en gris.
No hay malditos aquí, ni allí. Ni setas venenosas ni gases lacrimógenos.
Océanos inmensos hartos de no ser tenidos en cuenta por estar demasiado regados.
Ni hay mensajes en botellas desertadas, lanzadas por la desesperación de la asesinada fe.
Los cuentos se inventaron para recordarlos con una sonrisa. Sea un final u otro. Todos tienen su moraleja. Que haga escupir o no, es ya otra historia.
Los gigantes con sonrisa y los gnomos de tres ojos. Qué más da la apariencia cuando lo que importa es ser.
¿Espuma? Toda la que quieras. En tus manos la clave para hacerla desaparecer en ese reino hoy desencantado.

No siempre se tiene la respuesta a esa pregunta. Siempre quedará el consuelo de pensar que todos nos lo hemos preguntado alguna vez.
La bruja va a volar, unos días. Volver a los vientos del sur y reencontrarse con mucho y muchos. Y de paso reencontrarse con lo que es nuevo desde otros aires.Ni promesas ni despedidas. ¡Volveré! Con ganas de lo que se avecine. Fuerza.

El manto de estrellas me espera, y sé que seguiré con palabras merodeando por mi mente con la intención de encontrar lo que aún hay, y buscando ver la luz en cualquier sombra que se asemeje.

Inanición

Joder con las puertas.
De tanto abrirlas se han estropeado.
Encima las ventanas muestran lunas pintadas en charcos.
Tanto domingo de despedida tras sábados dulces me ha hecho perder la orientación.
Por momentos. Siempre. Sólo por momentos.
Las marcas permanecerán, pero acabarán envueltas por un sabor placentero. Sea cual sea el final disfrazado de historia interminable.
Goldick está cansada... Tiene un poco de sueño. El verde se ha comido al azul.
Las mariposas no pueden volar con un lastre a cuestas.
No se ve con claridad cuando se siente un demasiado. Lo que se da nunca es suficiente. No se puede aceptar otra opción distinta.
Ni intentándolo podría dibujar mis ojos en estos momentos. El alma se ha ido de vacaciones antes que yo. Cuando aterrice, ya os daréis cuenta.

Y yo, también.

Flores con Henry

Fuerte. Siempre adelante. Hasta en días de paisajes eléctricos.
Restos de domingo en las entrañas.
Recorrer los pasos no debería ser lo habitual pero ahora es necesario.
Pero nada igual. Se pretende ser.
Las lunas se dispersan y cantan mientras que las aves permanecen espectantes.
La tinta hace menos daño. Sangra menos.
Manzanas rojas y pasta en tonos verdes.
Lo que se enciende no es prestado. Propio.
Si la puerta se cierra, siempre hay ventanas por abrir.
Y yo dispuesta a que no queden atascadas una vez abiertas.

Palabras

Luciérnagas