Dar

20 septiembre 2007

Y hubiera robado tanto, tanto… Que todos creerían que podría haber llegado a ser una especie de diosa. De esas que acaban siendo convertidas en santas por sus excelentes buenas hazañas ante la vida. Que no vidas. Una única vida. De las que quedan plasmadas en la mente de toda persona por haber dado todo lo mejor por alguien que nunca se acaba de conocer. Y eso, patéticamente cierto, según se mire o se explique, parece algo maravilloso. Pero que no importa eso. Es lo de menos. Sino que lo que realmente importa es, que esa convertida se ha dado tal cual es sin saber bien si supo algún día quién fue. Porque a ella, eso, le sobraba. Ella nunca quiso ser diosa. Querría haber sido Tu diosa.

El bosque encantado está de fiesta

19 septiembre 2007

No hace tanto que encontré la mirada desafiante y analítica acompañada de esa barbilla no tan bien cuidada…
Hace un año celebramos este día casi sin conocernos y, realmente, nunca hubiera pensado en esos días que pasaríamos tantos buenos (y no tan buenos) ratos juntos.
Me alegra dedicarte esto, por muy poco que sea, significa mucho. Demasiado. Y los demasiados ya se saben cómo son…
Creo que nadie, y cuando digo nadie es un NADIE, sabe hasta qué punto tenemos esa unión. En ocasiones más palpable que otras, pero ahí está.
Muchas felicidades.
Gracias por convertirte en duende cuando una vez pensaba que ya no existían. Por celebrar conmigo lo que a ojos ajenos era inexistente, por regalarme palabras pesimistas cuando la realidad lo pedía a gritos, por la risa que provocas cuando las bocas están cicatrizadas, por las canciones compartidas, las que quedan por venir y las inventadas, por la lista de sapos que nunca fueron príncipes.
Por esto, aquello y lo de más allá.
Sé feliz siempre. Yo seguiré disfrutando parte de mi tiempo con todo lo que envuelves.


Hace unos días me encontré estas palabras. Las leí y supe que no eran mías. Al seguir leyendo, reconocí al momento para quién iban dirigidas. Y, claro está, de quién provenían.
Como son tuyas y hoy este rincón también lo es, ahí van para ti.
Disfrútalas, duendecillo.

Prestados los momentos, puestos a prestar y a prestamistas rogar, es mi sino tener que pedir, que siempre es mejor que robar. Préstame un halo de luz que parece que el mío perdí.
En el camino debí dejar de brillar y no hay Duende sin su luz, ni Ninfa sin su Duende.
Préstame un poquito de esa luz que tú coleccionas, la que ves en las personas cuando todos duermen y a ser posible y como pido prestadas muchas cosas, devuélveme esas flores raras, las que crecieron en la aceras pues las mías ya están secas.
Que no hay flor sin sol ni noche sin lunas, que el amor es más lucido cuando serenos están los sentidos y adormecidos los ruegos.
Préstame un rincón de tu rincón y déjame por ultima vez expresar lo que no consigo hablar.
Que mi camino ya encontré, que mi luz ya visité, que si duermo en el amanecer de tus días es porque amaneces en mis noches.
Si borrar fuera cosa fácil para apaciguar el dolor del alma, el que llora, yo tengo el remedio, que vendo gomas de Nata por doquier, Milan 430, rasoplast es la que mejor va...
Y si no funciona, húndete en mi ser, que hay sitio para ambos y un poquito más.
No me digas más que lo que veo no es normal, que en algún lugar te quedaste y ya no puedes caminar, no me digas más que a quien veo no merece la pena pues es mi apuesta la que está en juego, es mi razón la que nublas, es mi caminar el que juzgas, es mi sentir el que pones en duda.
Préstame la luz de tu mirar, solo un momento, y veré a través de ti, que no me canso de hundirme en tu pecho, que no me canso de sonreír en tus labios, que no me canso de soñarte, que no me canso de quererte.
Que no hay noche sin sus lunas ni niña sin su Duende.
Préstame tu sonrisa pícara, tu mirada de ladrón, tus caricias más sinceras, enciéndeme con la mañana y apágame en tu pecho, siempre en tu pecho.
Siempre es mucho tiempo, pero nunca es la eternidad y aunque eterno no hay nada, dime tú si no te arriesgarías a perder. Porque quien no apuesta no gana y quien no arriesga..., acaba arrepintiéndose.
Que no hay noches sin luna, ni amanecer sin mi Duende.

Estah son las floreh de tu puta tumba'

17 septiembre 2007


1, 2 ,3…
Nada que perder.
Brujas con birrete artificial, noches de seda con empotrados en camillas destronadas cada media hora, sonrisas cálidas que se congelan, ya hablaremos, ya hablaremos…, un niño que cada vez es más rubio y cuesta reconocer siempre, niñas que van al logopeda para graduarse la vista, bolsos de la maldita actriz y pantalones sin pitillo con aspirantes a lelli kellys, una señora que cuando fue niña se perdió en un bosque y sigue viva por una enorme luz con manto azul.
Muchas celebraciones y poco tiempo.
Gusta.

Gracias... A todos los ojillos que me acompañaron y me acompañan

Iker Jiménez lo sabe...

10 septiembre 2007

De antemano, la cámara de mi móvil ofrece disculpas a todo ser que aparece en esta presentación, sabiendo que ha sido la culpable de que algunos ángeles que brindaron su cuerpo (y alma) en estas imágenes, puedan parecer ser el resultado de la más monstruosa transformación.

Nuevo sol

09 septiembre 2007


Y si todo se tiñe de gris, convirtámoslo en luz.
Ahí quedará el tesoro. Lo fue y lo seguirá siendo.
Las rayas no son nunca rectas, sólo hace falta usar bien el pincel.
Para el equilibrista de las noches alegres y los días memorables:
Gracias por todo. Sonríe y lucha por lo que tanto deseas. Pero recuerda siempre desechar lo negro que llegue a cruzar la puerta.
Seguiré sintiendo como ahora, que no es lo mismo que el antes más cercano. Porque ya, no se puede volver a lo vivido cuando se mira por el cristal de distinto modo.

Ya no más:

No pido amanecer contigo, pido amanecer.
Verte ambientar cementerios hace que no respire.
Tanto ayer y tanta imagen desangelada acaba llamando a la razón.
Ver que iluminas el cielo es mi perdición.
Ver cómo olvidas que lo haces es la tuya.
Quizá sea eso. O quizá sea que de tanto iluminar te quedaste sin luz.
Eremita de la incandescencia ignorante de lo que posees y dejas ir, sin más.
Perdido en la borrosidad del sol negruzco.
Ojeras entorno a la enredadera que te espera en la almohada.
Nada importa si acabas sellado por la infame saliva.

¡Todo huele bien!


Dar

Y hubiera robado tanto, tanto… Que todos creerían que podría haber llegado a ser una especie de diosa. De esas que acaban siendo convertidas en santas por sus excelentes buenas hazañas ante la vida. Que no vidas. Una única vida. De las que quedan plasmadas en la mente de toda persona por haber dado todo lo mejor por alguien que nunca se acaba de conocer. Y eso, patéticamente cierto, según se mire o se explique, parece algo maravilloso. Pero que no importa eso. Es lo de menos. Sino que lo que realmente importa es, que esa convertida se ha dado tal cual es sin saber bien si supo algún día quién fue. Porque a ella, eso, le sobraba. Ella nunca quiso ser diosa. Querría haber sido Tu diosa.

El bosque encantado está de fiesta

No hace tanto que encontré la mirada desafiante y analítica acompañada de esa barbilla no tan bien cuidada…
Hace un año celebramos este día casi sin conocernos y, realmente, nunca hubiera pensado en esos días que pasaríamos tantos buenos (y no tan buenos) ratos juntos.
Me alegra dedicarte esto, por muy poco que sea, significa mucho. Demasiado. Y los demasiados ya se saben cómo son…
Creo que nadie, y cuando digo nadie es un NADIE, sabe hasta qué punto tenemos esa unión. En ocasiones más palpable que otras, pero ahí está.
Muchas felicidades.
Gracias por convertirte en duende cuando una vez pensaba que ya no existían. Por celebrar conmigo lo que a ojos ajenos era inexistente, por regalarme palabras pesimistas cuando la realidad lo pedía a gritos, por la risa que provocas cuando las bocas están cicatrizadas, por las canciones compartidas, las que quedan por venir y las inventadas, por la lista de sapos que nunca fueron príncipes.
Por esto, aquello y lo de más allá.
Sé feliz siempre. Yo seguiré disfrutando parte de mi tiempo con todo lo que envuelves.


Hace unos días me encontré estas palabras. Las leí y supe que no eran mías. Al seguir leyendo, reconocí al momento para quién iban dirigidas. Y, claro está, de quién provenían.
Como son tuyas y hoy este rincón también lo es, ahí van para ti.
Disfrútalas, duendecillo.

Prestados los momentos, puestos a prestar y a prestamistas rogar, es mi sino tener que pedir, que siempre es mejor que robar. Préstame un halo de luz que parece que el mío perdí.
En el camino debí dejar de brillar y no hay Duende sin su luz, ni Ninfa sin su Duende.
Préstame un poquito de esa luz que tú coleccionas, la que ves en las personas cuando todos duermen y a ser posible y como pido prestadas muchas cosas, devuélveme esas flores raras, las que crecieron en la aceras pues las mías ya están secas.
Que no hay flor sin sol ni noche sin lunas, que el amor es más lucido cuando serenos están los sentidos y adormecidos los ruegos.
Préstame un rincón de tu rincón y déjame por ultima vez expresar lo que no consigo hablar.
Que mi camino ya encontré, que mi luz ya visité, que si duermo en el amanecer de tus días es porque amaneces en mis noches.
Si borrar fuera cosa fácil para apaciguar el dolor del alma, el que llora, yo tengo el remedio, que vendo gomas de Nata por doquier, Milan 430, rasoplast es la que mejor va...
Y si no funciona, húndete en mi ser, que hay sitio para ambos y un poquito más.
No me digas más que lo que veo no es normal, que en algún lugar te quedaste y ya no puedes caminar, no me digas más que a quien veo no merece la pena pues es mi apuesta la que está en juego, es mi razón la que nublas, es mi caminar el que juzgas, es mi sentir el que pones en duda.
Préstame la luz de tu mirar, solo un momento, y veré a través de ti, que no me canso de hundirme en tu pecho, que no me canso de sonreír en tus labios, que no me canso de soñarte, que no me canso de quererte.
Que no hay noche sin sus lunas ni niña sin su Duende.
Préstame tu sonrisa pícara, tu mirada de ladrón, tus caricias más sinceras, enciéndeme con la mañana y apágame en tu pecho, siempre en tu pecho.
Siempre es mucho tiempo, pero nunca es la eternidad y aunque eterno no hay nada, dime tú si no te arriesgarías a perder. Porque quien no apuesta no gana y quien no arriesga..., acaba arrepintiéndose.
Que no hay noches sin luna, ni amanecer sin mi Duende.

Estah son las floreh de tu puta tumba'


1, 2 ,3…
Nada que perder.
Brujas con birrete artificial, noches de seda con empotrados en camillas destronadas cada media hora, sonrisas cálidas que se congelan, ya hablaremos, ya hablaremos…, un niño que cada vez es más rubio y cuesta reconocer siempre, niñas que van al logopeda para graduarse la vista, bolsos de la maldita actriz y pantalones sin pitillo con aspirantes a lelli kellys, una señora que cuando fue niña se perdió en un bosque y sigue viva por una enorme luz con manto azul.
Muchas celebraciones y poco tiempo.
Gusta.

Gracias... A todos los ojillos que me acompañaron y me acompañan

Iker Jiménez lo sabe...

De antemano, la cámara de mi móvil ofrece disculpas a todo ser que aparece en esta presentación, sabiendo que ha sido la culpable de que algunos ángeles que brindaron su cuerpo (y alma) en estas imágenes, puedan parecer ser el resultado de la más monstruosa transformación.

Nuevo sol


Y si todo se tiñe de gris, convirtámoslo en luz.
Ahí quedará el tesoro. Lo fue y lo seguirá siendo.
Las rayas no son nunca rectas, sólo hace falta usar bien el pincel.
Para el equilibrista de las noches alegres y los días memorables:
Gracias por todo. Sonríe y lucha por lo que tanto deseas. Pero recuerda siempre desechar lo negro que llegue a cruzar la puerta.
Seguiré sintiendo como ahora, que no es lo mismo que el antes más cercano. Porque ya, no se puede volver a lo vivido cuando se mira por el cristal de distinto modo.

Ya no más:

No pido amanecer contigo, pido amanecer.
Verte ambientar cementerios hace que no respire.
Tanto ayer y tanta imagen desangelada acaba llamando a la razón.
Ver que iluminas el cielo es mi perdición.
Ver cómo olvidas que lo haces es la tuya.
Quizá sea eso. O quizá sea que de tanto iluminar te quedaste sin luz.
Eremita de la incandescencia ignorante de lo que posees y dejas ir, sin más.
Perdido en la borrosidad del sol negruzco.
Ojeras entorno a la enredadera que te espera en la almohada.
Nada importa si acabas sellado por la infame saliva.

¡Todo huele bien!


Palabras

Luciérnagas