Intención

30 diciembre 2007

Tanto vuelo, tanto cielo en mi cabeza, hace que tienda a ver el suelo dejando de lado el aleteo de la mariposa.
Que a veces es igual que mires.
Que a veces es aterrizar en la mirada hueca a pesar de que parezca estar llena de propósitos. Ninguno malo, por supuesto. Así son los propósitos.
La incógnita se esconde en los momentos más azules en forma de papel transparente. Se rompe pero aún así quedan trozos.
Y puede que lo que me cure sea la risa de tus días, saludando las cenizas que quedaron incrustadas en mis vértices.
Y que así resurja la semilla que parecía aniquilada por tanta mirada inquieta e invento para mis oídos.
Nunca juro pero hoy juro por toda mi vida que quiero no volver.
Seguir abriendo puertas mientras robas amaneceres para la que crees sombra de tus huellas.
No quise derramar fuegos para acabar con tanto líquido expandido por mis poros.
Pero no sólo se trata de elegir. Se trata de aceptar para acabar con lo recóndito.
Y tengo miedo de tu miedo. De que finalicen las lunas por tanto artificio. De que el baile se acabe a media canción. De mi sordera. De lo que parece ser visión cuando lo que veo es ceguera.

Y si la rendición no existe, espero pronto su visita.

Ardillas de colores

20 diciembre 2007

Capullo, la muestra de mis ojeras por tus ronquidos, por las charlas y los ratos en el bar de Antonio (con mis coca colas y fantas, por supuesto)... Y por vuestros putos partidos de fútbol.
Hace una semana de nuestra última discusión por dormir en la misma habitación. Hacía frío, pero daba igual, yo reía, te encabronaba y, entonces, me hacía reír más.
Luego vinieron las llamadas para calmar tensiones que no existían. Sigues siendo un ingenuo. Y eso gusta. Por lo menos a mí, me gusta.
No cambies nunca. Gracias por todas las horas juntos y por las que quedan por vivir. Me quedo tranquila conociendo todo y todos los que te envuelven. Ahora, no se pueden arrancar de aquí tampoco.

Es mucho mejor mi vida si tú estás dentro

Castillos en el aire

17 diciembre 2007

Y tanto análisis por tantos que son tan poco, y tanta risa por no saber qué decir o decir sin sentido alguno.
Que más de uno tiene disfraces en el desván desgastados por el uso.
¡Qué pena de lo acostumbrado! Y qué felicidad ante la puerta abierta.
Y que no cale tanto el hielo ni la escarcha en el alma.
Y los cambios que te hacen sonreír cuando recuerdas.
Que te va a visitar alguien nuevo dentro de unos meses.
Que hay más duendes de lo que esperaba.
Que las noches no van acompañadas de misa de difuntos. Ni aquí, ni allí, entre tanto ruido y líquido odiado por la bruja.

De colores está plasmado el sentido.
De notas pintadas las suelas de los zapatos.
Del vivir y del soñar mirando el papel en blanco.

Posibilidad

06 diciembre 2007

La habitación dejó de ser cobijo de lo innombrable para dar gritos sonoros de un tono no irritante.
El dorado no era algo inalcanzable.
El final del mundo sólo se aproxima cuando a uno le da la real gana, no se impone. No hay insistencia.
Invita a seguir. Lamiendo recompensas.
Me sobra con ver bailando ninfas a mi alrededor.
No hay duermevela. El sueño invita bien.
¿Cuántos pasos había que dar para llegar a lo alto de la cima?
Nunca un demasiado.

2/12

04 diciembre 2007

No te mentiría diciendo que por momentos te quiero sólo para mí, anclarte en el esqueleto de mi cama, y entregarte mi tímida desnudez.
Llegar a los rincones indefinidos de tu ser y hacerte mapa para perderme dentro.
Beber tus ojos para desechar tus tristezas y comer cada pieza de la que estás moldeado.
Olerte a cada minuto como si fueran anocheceres mientras escucho la voz de tu silencio llegando al centro de lo callado.
Arrancarte el alma, por siempre, como tú hiciste con la que era mía, bendito ladrón de amaneceres.
Esto y la infinidad indescriptible al encontrarte aquí arraigado.
Así, sin más, poseerte.

Intención

Tanto vuelo, tanto cielo en mi cabeza, hace que tienda a ver el suelo dejando de lado el aleteo de la mariposa.
Que a veces es igual que mires.
Que a veces es aterrizar en la mirada hueca a pesar de que parezca estar llena de propósitos. Ninguno malo, por supuesto. Así son los propósitos.
La incógnita se esconde en los momentos más azules en forma de papel transparente. Se rompe pero aún así quedan trozos.
Y puede que lo que me cure sea la risa de tus días, saludando las cenizas que quedaron incrustadas en mis vértices.
Y que así resurja la semilla que parecía aniquilada por tanta mirada inquieta e invento para mis oídos.
Nunca juro pero hoy juro por toda mi vida que quiero no volver.
Seguir abriendo puertas mientras robas amaneceres para la que crees sombra de tus huellas.
No quise derramar fuegos para acabar con tanto líquido expandido por mis poros.
Pero no sólo se trata de elegir. Se trata de aceptar para acabar con lo recóndito.
Y tengo miedo de tu miedo. De que finalicen las lunas por tanto artificio. De que el baile se acabe a media canción. De mi sordera. De lo que parece ser visión cuando lo que veo es ceguera.

Y si la rendición no existe, espero pronto su visita.

Ardillas de colores

Capullo, la muestra de mis ojeras por tus ronquidos, por las charlas y los ratos en el bar de Antonio (con mis coca colas y fantas, por supuesto)... Y por vuestros putos partidos de fútbol.
Hace una semana de nuestra última discusión por dormir en la misma habitación. Hacía frío, pero daba igual, yo reía, te encabronaba y, entonces, me hacía reír más.
Luego vinieron las llamadas para calmar tensiones que no existían. Sigues siendo un ingenuo. Y eso gusta. Por lo menos a mí, me gusta.
No cambies nunca. Gracias por todas las horas juntos y por las que quedan por vivir. Me quedo tranquila conociendo todo y todos los que te envuelven. Ahora, no se pueden arrancar de aquí tampoco.

Es mucho mejor mi vida si tú estás dentro

Castillos en el aire

Y tanto análisis por tantos que son tan poco, y tanta risa por no saber qué decir o decir sin sentido alguno.
Que más de uno tiene disfraces en el desván desgastados por el uso.
¡Qué pena de lo acostumbrado! Y qué felicidad ante la puerta abierta.
Y que no cale tanto el hielo ni la escarcha en el alma.
Y los cambios que te hacen sonreír cuando recuerdas.
Que te va a visitar alguien nuevo dentro de unos meses.
Que hay más duendes de lo que esperaba.
Que las noches no van acompañadas de misa de difuntos. Ni aquí, ni allí, entre tanto ruido y líquido odiado por la bruja.

De colores está plasmado el sentido.
De notas pintadas las suelas de los zapatos.
Del vivir y del soñar mirando el papel en blanco.

Posibilidad

La habitación dejó de ser cobijo de lo innombrable para dar gritos sonoros de un tono no irritante.
El dorado no era algo inalcanzable.
El final del mundo sólo se aproxima cuando a uno le da la real gana, no se impone. No hay insistencia.
Invita a seguir. Lamiendo recompensas.
Me sobra con ver bailando ninfas a mi alrededor.
No hay duermevela. El sueño invita bien.
¿Cuántos pasos había que dar para llegar a lo alto de la cima?
Nunca un demasiado.

2/12

No te mentiría diciendo que por momentos te quiero sólo para mí, anclarte en el esqueleto de mi cama, y entregarte mi tímida desnudez.
Llegar a los rincones indefinidos de tu ser y hacerte mapa para perderme dentro.
Beber tus ojos para desechar tus tristezas y comer cada pieza de la que estás moldeado.
Olerte a cada minuto como si fueran anocheceres mientras escucho la voz de tu silencio llegando al centro de lo callado.
Arrancarte el alma, por siempre, como tú hiciste con la que era mía, bendito ladrón de amaneceres.
Esto y la infinidad indescriptible al encontrarte aquí arraigado.
Así, sin más, poseerte.

Palabras

Luciérnagas