El cobarde valiente

30 marzo 2008

Cirios ambulando entre calles desiertas, creídos dueños de todo, todos y lo eterno.
Fantasmas de luto expatriados de la lujuria de los días. La lúgubre infamia de los propósitos convertidos en despropósitos asoma.
Todo es normal. Más engaño a la conciencia y más verdad a los intereses a corto plazo.
Hazte daño, llora. Mientras más demuestres más saciada la voluntad.
Supuestas bestias salvajes convertidas en borregos, camino a la luz para seguir escondido el mal recuerdo.
Sin intención de luchar en batalla y reconstruir los desperfectos. Cerrar los ojos y esperar nuevos encuentros.
Con respuestas para todo el mal que tiene el ajeno.
Soldaditos de papel con alma de acero.

7

21 marzo 2008

Nacida entre manto de brillo azul, envuelta de seda blanca tejida por el infinito.
Las mejillas marcadas por la sonrisa, desconocedora de lo que aún está vivo.
Los muros no son de piedra, si pasea bailando como el vaivén del frío.
Las pisadas en trazos dejan destellos, recogidos por los prisioneros de los ritos.
Los que tienen prisa por dejar rehecho lo siempre hecho, sin recordar que hubo un tiempo en el que ellos también fueron críos.
No busca puertas por el poco anhelo, los restos del resto son los que anhelan su escondrijo.
Mecida por luciérnagas y rodeada de libros sin escribir, yace entre la hierba arropada por los cielos color vino.
Qué son las señales de los sepultados, cuando se está rozada por lo divino.
Puesto que todo tiene su final, al igual que todo tiene su principio.


La noche que la luna salió tarde - 091

19/3

20 marzo 2008

Tengo los suficientes poderes como para cambiar la fecha del calendario, y decir que hoy es 19 de marzo, y decir, también, que tu primo no está conspirando planetas a su alrededor.
Ni tanto ni tan poco, simplemente, quería felicitarte por décima vez en tu día a través de la página en negro. Pero no todo se puede.
Que seas feliz. Espero que pueda felicitarte 30 años más sin tirarnos de los pelos como final. Puede que de esa forma rompiéramos la tradición. Y yo, no soy de tradiciones.
Permíteme ser de nuevo la oveja negra y hacer lo que me salga de los mismísimos rizos. Cortos tienen más personalidad y carácter.
Sigues siendo musa de los rincones sin quererlo. Pasen años, pasen siglos. Es igual lo que vendrá.
Y si tengo que seguir rompiendo tu boca con palabras tendrás que aguantarte, maja.
Y si me tienes que desnudar a través de miradas, hazlo.
Todo es necesario cuando lo imposible lo convertimos en lo contrario.
Carpe diem. Nos vemos luego.
Dichosa de decirlo siempre desde hace tiempo.



El mundo está debajo de tus pies...

Discos de antes

15 marzo 2008

Camino a la conciencia espero sentada. Rodeada de jilgueros que no aprendieron volar.
Que el cielo se cae y ahí continúa. Impávida la gente al verlo llorar.
El alma se cae a pedacitos reconstruida por cada sonrisa pensada en eternidad. Y sobrevive. Porque de eso vive. De eso y nada más.
Las flores no son flores cuando el invierno las castiga. Igual que el gemido del alba no es tal si la negrura acecha.
Los números, las letras, los soles que revientan, los sonidos, el tic tac, el viejo que manco pide dinero y nada tiene ni tendrá, el feto que llora sin saber la verdad, tus pasos, las noches de luna con silbido escanciador, el lecho, los huesos podridos…
La sombra del tiempo. Tu con sin despedida.
Que te fuiste. Que no estás.

Salir corriendo

08 marzo 2008

Quizá así, tejiendo sueños que se repiten, pases a mejor vida.
Ahora mismo es lo que necesitas.
Cerrar los ojos. Sólo ver que ellos existen y que tienes el control.
No tener ningún sentido más.
Evadirte por completo.
Sólo en este momento. Porque tus gritos son los únicos que no se escuchan.
Y él sólo se ríe de ti al verte arder entre tanto cielo.
Nada más importa. Únicamente extinguir parte de ti.
Por cruel que parezca.
Para sobrevivir hay que deshacerse de uno mismo.
A eso te acostumbró. Y es lo que ves normal.
No echas de menos otro reflejo.
No lo hay.
Y tus restos son de él. Y de nadie más.
Ríe. Como nunca.
Porque él hace mucho tiempo que está muerto. Lo sabe.
Por eso tiene tanta ceniza dentro.
No le importa ser asesino de nuevo.
Su ángel de la guarda se despidió de él conociendo el miedo.

Iván Ferreiro - Mentiroso mentiroso

07 marzo 2008



Ya está aquí el nuevo disco de Iván Ferreiro.
Entre hoy y mañana (o al menos a lo largo del día de hoy, cuando lo arreglen) se podrá descargar el disco.
Dejo el nuevo vídeo.
Ferreiro siempre alegra. Igual que Jaenada.
Por lo menos a mí, me gusta la mezcla.
Me caen bien.

Ellas

05 marzo 2008

Vamos a ver... ¿Qué demonios entendéis vosotros por "córtame un poquito el flequillo, la parte que me tapa los ojos, y el resto sólo las puntas, por favor"?
No es nada difícil ¿verdad? Y ya lo pides por favor, como con miedo. Haciéndoles ver que ellas tienen mucho poder en ese momento. Debes portarte bien. Un paso en falso y ¡ZAS! Ellas ganan.
Y si luego te dicen: "¡Ufffffffff! ¡Nena! ¡Qué oscuro tienes el pelo! Te has hecho algo ¿verdad?"
Hombre, sí, hace unos meses lo tenía largo hasta el culo. Puede que notes un cambio ahora.
Pero eso no lo ven. Ven lo que pueden cambiar, no el trabajo que ya está hecho. "Vale, pues te haré unas mechitas"
Ahí empieza ya la cosa a joder más. Ellas te hacen ver que tienen más autoridad. Porque si dices que no y luego ves que tenían razón, o piensas en futuras suposiciones, te jodes más. Lo mejor es negar una vez:
"No, no vale. No me harás unas mechitas. Cortarme el pelo. Como te dije." Les dices. También con autoridad.
"Pero lo tienes muy oscuro."
Entonces ahí te toca algo más los ovarios. Y te giras. Y les piensas decir cuatro cosas bien dichas: qué mal te queda ese flequillo o qué mierda de color llevas en el pelo a pesar de trabajar en esto. Pero eso desaparece cuando te miran insinuantes. No te dejan contestar. Las crees sacadas de una película de Tarantino. Esta vez con tijeritas. Y nás te callas cuando no notas que como mínimo hay dos. Que cuando la una escucha que eres una ciudadana algo rebelde e incorformista, la otra se une a la que te va a cerrar la boca con esparadrapo.
Y caes rendida a sus creaciones. Hipnotizada. Nunca te viste tan pequeña.
"Mira, haz lo que te dé la gana. Más cambiada que cuando casi me rapé la cabeza no voy a quedar." Eso sí, con sonrisa también. Pero la mirada al suelo.
Y, a partir de ahí, además de darle la victoria con esos ojitos de gatito de Shrek, date por perdida: estás en sus manos.
Y así pasó.
Mechitas no. Eso no son mechitas. Según ella es: un baño de color.
Baño de color en forma de mechitas. No me jodas.
Pero ese no es el problema.
El problema llega por el flequillito.
"¿Te lo aliso?"
"Venga, ya que estás..."
Y ahí empezó la decadencia.
Yo veía que esas pequeñas tijeritas iban cortando cada vez más un flequillo lisito.
En ese instante, todas las féminas te miran y te dicen: “¡Uyyyyyyy nenaaaaaaaaaaaa! ¡Qué bien te queda! ¡Qué juvenil!” Gritando. Porque no sé porqué grita tanto todo usuario que entra a ese antro. No siempre está el secador encendido para tener que alzar la voz.
Ni entiendo cómo se consiguen amigas tan pronto. Si tienes problemas para socializarte: ve a una peluquería. Ni porqué no tienen hojas de reclamación. Deberían tener una especie de encuesta inicial para ver qué te quieres hacer en tu preciada cabeza. Si no lo cumplen: que te regalen el peinado que quieras.
Pero qué demonios, lo que a mí más me venía en mente era el temido mañana.
En qué sucedería cuando este pelito a lo Mª Teresa Campos desapareciera.
Porque ese mismo día te ves estupenda. Y todo lo ves de color de rosa. No piensas en nada más.
Pero luego... Llegó el día.
Hoy.
En la ducha noté que tenía menos pelo.
Menos. Pero no tan poco.
Tenía miedo de enfrentarme al espejo.
Pero tenía que hacerlo tarde o temprano. Con un par de ovarios.
Y he ahí la creación.
Ahí estaba.
Lo que yo intenté tapar desde mi adolescencia por vergüenza y complejo, emergía cada vez más. Casi me saludaba. Sólo faltaban flechitas de neón señalándola mientras vencía. Como ellas.
Mi frente.
Intenté taparla con cabello. ¡Cabello que no existe!
Entonces es cuando empiezas a desesperarte. Cuando empiezas a querer borrar días del calendario. Cambiar el pasado incluso. Borrar el puñetero día que fui a esa peluquería. Y pienso en la joven peluquera. A la que no quieres visitar con una cajita de bombones rellenos de cianuro porque tiene una pequeña familia que mantener.
Pero vuelves a la realidad. Y todo sigue igual: no tienes flequillo.
Y quieres lograr hacer lo que ella hizo con su secador y ese cepillo de rodillo.
"Hostia, no tengo cepillo de esos. Es igual, algo haremos."
"Hostia, no tengo planchas. Bueno, algo se conseguirá."
¡Pero no consigues una puta mierda!
Y entonces, tienes que optar por esconder lo poco que te queda ahí delante, a ras de la parte frontal.
Horquillas.
Ahí, pon unas cuantas. Que no se escapen esos malditos hijos del diablo.

Bienvenida frente.

Y te miras. Y te vuelves a mirar. De todos los lados y maneras. A ver si así cambia la forma de tu cara, o ves que el pelo crece por cada movimiento que hagas.
Pero no es así.
Entonces piensas en los desastres mundanos: que no te toque la lotería, que pisaste una mierda el otro día, en que saliste de casa sin paraguas por un sol espléndido y luego te calaste enterita…
Y, por absurdo que parezca: te calmas.
Estoy bien. No os preocupéis.
Sólo creo que no saldré hasta dentro de unas dos semanas, que es lo que calculo que necesitaré para que me crezca algo ese maldito flequillo y pueda llevarme bien con el espejo.
Y la peluquera.

Volando alto

03 marzo 2008

- ¿Y por qué llueve?
- Porque los ángeles lloran al no verte sonreír.
- Pero ¿en el cielo hay ángeles también?
- ¿Cómo que también? ¿Dónde los viste?
- Enmarcados en mi cuarto, contándose cosas al oído. ¿Cuántos hay? Sólo vi dos.
- Hay muchos. Están ahí arriba, intentando volar.
A veces te visitan y se quedan plasmados en cuadros, únicamente para tenerte enfrente.
- Ahhhh... ¡Pues yo quiero ser tu ángel!
Pero no tengo alas...
- Cariño... No es necesario tener alas para ser un ángel.
Ni es ángel todo aquél que tiene alas.

El cobarde valiente

Cirios ambulando entre calles desiertas, creídos dueños de todo, todos y lo eterno.
Fantasmas de luto expatriados de la lujuria de los días. La lúgubre infamia de los propósitos convertidos en despropósitos asoma.
Todo es normal. Más engaño a la conciencia y más verdad a los intereses a corto plazo.
Hazte daño, llora. Mientras más demuestres más saciada la voluntad.
Supuestas bestias salvajes convertidas en borregos, camino a la luz para seguir escondido el mal recuerdo.
Sin intención de luchar en batalla y reconstruir los desperfectos. Cerrar los ojos y esperar nuevos encuentros.
Con respuestas para todo el mal que tiene el ajeno.
Soldaditos de papel con alma de acero.

7

Nacida entre manto de brillo azul, envuelta de seda blanca tejida por el infinito.
Las mejillas marcadas por la sonrisa, desconocedora de lo que aún está vivo.
Los muros no son de piedra, si pasea bailando como el vaivén del frío.
Las pisadas en trazos dejan destellos, recogidos por los prisioneros de los ritos.
Los que tienen prisa por dejar rehecho lo siempre hecho, sin recordar que hubo un tiempo en el que ellos también fueron críos.
No busca puertas por el poco anhelo, los restos del resto son los que anhelan su escondrijo.
Mecida por luciérnagas y rodeada de libros sin escribir, yace entre la hierba arropada por los cielos color vino.
Qué son las señales de los sepultados, cuando se está rozada por lo divino.
Puesto que todo tiene su final, al igual que todo tiene su principio.


La noche que la luna salió tarde - 091

19/3

Tengo los suficientes poderes como para cambiar la fecha del calendario, y decir que hoy es 19 de marzo, y decir, también, que tu primo no está conspirando planetas a su alrededor.
Ni tanto ni tan poco, simplemente, quería felicitarte por décima vez en tu día a través de la página en negro. Pero no todo se puede.
Que seas feliz. Espero que pueda felicitarte 30 años más sin tirarnos de los pelos como final. Puede que de esa forma rompiéramos la tradición. Y yo, no soy de tradiciones.
Permíteme ser de nuevo la oveja negra y hacer lo que me salga de los mismísimos rizos. Cortos tienen más personalidad y carácter.
Sigues siendo musa de los rincones sin quererlo. Pasen años, pasen siglos. Es igual lo que vendrá.
Y si tengo que seguir rompiendo tu boca con palabras tendrás que aguantarte, maja.
Y si me tienes que desnudar a través de miradas, hazlo.
Todo es necesario cuando lo imposible lo convertimos en lo contrario.
Carpe diem. Nos vemos luego.
Dichosa de decirlo siempre desde hace tiempo.



El mundo está debajo de tus pies...

Discos de antes

Camino a la conciencia espero sentada. Rodeada de jilgueros que no aprendieron volar.
Que el cielo se cae y ahí continúa. Impávida la gente al verlo llorar.
El alma se cae a pedacitos reconstruida por cada sonrisa pensada en eternidad. Y sobrevive. Porque de eso vive. De eso y nada más.
Las flores no son flores cuando el invierno las castiga. Igual que el gemido del alba no es tal si la negrura acecha.
Los números, las letras, los soles que revientan, los sonidos, el tic tac, el viejo que manco pide dinero y nada tiene ni tendrá, el feto que llora sin saber la verdad, tus pasos, las noches de luna con silbido escanciador, el lecho, los huesos podridos…
La sombra del tiempo. Tu con sin despedida.
Que te fuiste. Que no estás.

Salir corriendo

Quizá así, tejiendo sueños que se repiten, pases a mejor vida.
Ahora mismo es lo que necesitas.
Cerrar los ojos. Sólo ver que ellos existen y que tienes el control.
No tener ningún sentido más.
Evadirte por completo.
Sólo en este momento. Porque tus gritos son los únicos que no se escuchan.
Y él sólo se ríe de ti al verte arder entre tanto cielo.
Nada más importa. Únicamente extinguir parte de ti.
Por cruel que parezca.
Para sobrevivir hay que deshacerse de uno mismo.
A eso te acostumbró. Y es lo que ves normal.
No echas de menos otro reflejo.
No lo hay.
Y tus restos son de él. Y de nadie más.
Ríe. Como nunca.
Porque él hace mucho tiempo que está muerto. Lo sabe.
Por eso tiene tanta ceniza dentro.
No le importa ser asesino de nuevo.
Su ángel de la guarda se despidió de él conociendo el miedo.

Iván Ferreiro - Mentiroso mentiroso



Ya está aquí el nuevo disco de Iván Ferreiro.
Entre hoy y mañana (o al menos a lo largo del día de hoy, cuando lo arreglen) se podrá descargar el disco.
Dejo el nuevo vídeo.
Ferreiro siempre alegra. Igual que Jaenada.
Por lo menos a mí, me gusta la mezcla.
Me caen bien.

Ellas

Vamos a ver... ¿Qué demonios entendéis vosotros por "córtame un poquito el flequillo, la parte que me tapa los ojos, y el resto sólo las puntas, por favor"?
No es nada difícil ¿verdad? Y ya lo pides por favor, como con miedo. Haciéndoles ver que ellas tienen mucho poder en ese momento. Debes portarte bien. Un paso en falso y ¡ZAS! Ellas ganan.
Y si luego te dicen: "¡Ufffffffff! ¡Nena! ¡Qué oscuro tienes el pelo! Te has hecho algo ¿verdad?"
Hombre, sí, hace unos meses lo tenía largo hasta el culo. Puede que notes un cambio ahora.
Pero eso no lo ven. Ven lo que pueden cambiar, no el trabajo que ya está hecho. "Vale, pues te haré unas mechitas"
Ahí empieza ya la cosa a joder más. Ellas te hacen ver que tienen más autoridad. Porque si dices que no y luego ves que tenían razón, o piensas en futuras suposiciones, te jodes más. Lo mejor es negar una vez:
"No, no vale. No me harás unas mechitas. Cortarme el pelo. Como te dije." Les dices. También con autoridad.
"Pero lo tienes muy oscuro."
Entonces ahí te toca algo más los ovarios. Y te giras. Y les piensas decir cuatro cosas bien dichas: qué mal te queda ese flequillo o qué mierda de color llevas en el pelo a pesar de trabajar en esto. Pero eso desaparece cuando te miran insinuantes. No te dejan contestar. Las crees sacadas de una película de Tarantino. Esta vez con tijeritas. Y nás te callas cuando no notas que como mínimo hay dos. Que cuando la una escucha que eres una ciudadana algo rebelde e incorformista, la otra se une a la que te va a cerrar la boca con esparadrapo.
Y caes rendida a sus creaciones. Hipnotizada. Nunca te viste tan pequeña.
"Mira, haz lo que te dé la gana. Más cambiada que cuando casi me rapé la cabeza no voy a quedar." Eso sí, con sonrisa también. Pero la mirada al suelo.
Y, a partir de ahí, además de darle la victoria con esos ojitos de gatito de Shrek, date por perdida: estás en sus manos.
Y así pasó.
Mechitas no. Eso no son mechitas. Según ella es: un baño de color.
Baño de color en forma de mechitas. No me jodas.
Pero ese no es el problema.
El problema llega por el flequillito.
"¿Te lo aliso?"
"Venga, ya que estás..."
Y ahí empezó la decadencia.
Yo veía que esas pequeñas tijeritas iban cortando cada vez más un flequillo lisito.
En ese instante, todas las féminas te miran y te dicen: “¡Uyyyyyyy nenaaaaaaaaaaaa! ¡Qué bien te queda! ¡Qué juvenil!” Gritando. Porque no sé porqué grita tanto todo usuario que entra a ese antro. No siempre está el secador encendido para tener que alzar la voz.
Ni entiendo cómo se consiguen amigas tan pronto. Si tienes problemas para socializarte: ve a una peluquería. Ni porqué no tienen hojas de reclamación. Deberían tener una especie de encuesta inicial para ver qué te quieres hacer en tu preciada cabeza. Si no lo cumplen: que te regalen el peinado que quieras.
Pero qué demonios, lo que a mí más me venía en mente era el temido mañana.
En qué sucedería cuando este pelito a lo Mª Teresa Campos desapareciera.
Porque ese mismo día te ves estupenda. Y todo lo ves de color de rosa. No piensas en nada más.
Pero luego... Llegó el día.
Hoy.
En la ducha noté que tenía menos pelo.
Menos. Pero no tan poco.
Tenía miedo de enfrentarme al espejo.
Pero tenía que hacerlo tarde o temprano. Con un par de ovarios.
Y he ahí la creación.
Ahí estaba.
Lo que yo intenté tapar desde mi adolescencia por vergüenza y complejo, emergía cada vez más. Casi me saludaba. Sólo faltaban flechitas de neón señalándola mientras vencía. Como ellas.
Mi frente.
Intenté taparla con cabello. ¡Cabello que no existe!
Entonces es cuando empiezas a desesperarte. Cuando empiezas a querer borrar días del calendario. Cambiar el pasado incluso. Borrar el puñetero día que fui a esa peluquería. Y pienso en la joven peluquera. A la que no quieres visitar con una cajita de bombones rellenos de cianuro porque tiene una pequeña familia que mantener.
Pero vuelves a la realidad. Y todo sigue igual: no tienes flequillo.
Y quieres lograr hacer lo que ella hizo con su secador y ese cepillo de rodillo.
"Hostia, no tengo cepillo de esos. Es igual, algo haremos."
"Hostia, no tengo planchas. Bueno, algo se conseguirá."
¡Pero no consigues una puta mierda!
Y entonces, tienes que optar por esconder lo poco que te queda ahí delante, a ras de la parte frontal.
Horquillas.
Ahí, pon unas cuantas. Que no se escapen esos malditos hijos del diablo.

Bienvenida frente.

Y te miras. Y te vuelves a mirar. De todos los lados y maneras. A ver si así cambia la forma de tu cara, o ves que el pelo crece por cada movimiento que hagas.
Pero no es así.
Entonces piensas en los desastres mundanos: que no te toque la lotería, que pisaste una mierda el otro día, en que saliste de casa sin paraguas por un sol espléndido y luego te calaste enterita…
Y, por absurdo que parezca: te calmas.
Estoy bien. No os preocupéis.
Sólo creo que no saldré hasta dentro de unas dos semanas, que es lo que calculo que necesitaré para que me crezca algo ese maldito flequillo y pueda llevarme bien con el espejo.
Y la peluquera.

Volando alto

- ¿Y por qué llueve?
- Porque los ángeles lloran al no verte sonreír.
- Pero ¿en el cielo hay ángeles también?
- ¿Cómo que también? ¿Dónde los viste?
- Enmarcados en mi cuarto, contándose cosas al oído. ¿Cuántos hay? Sólo vi dos.
- Hay muchos. Están ahí arriba, intentando volar.
A veces te visitan y se quedan plasmados en cuadros, únicamente para tenerte enfrente.
- Ahhhh... ¡Pues yo quiero ser tu ángel!
Pero no tengo alas...
- Cariño... No es necesario tener alas para ser un ángel.
Ni es ángel todo aquél que tiene alas.

Palabras

Luciérnagas