Sólo quería intercambiar cartas de olor. Esas que pueden ir de un extremo a otro, de la belleza a lo horrendo, de lo más valioso a lo más superfluo. Pero que, al fin y al cabo, siempre huelen bien.
Se me acabaron las de la chica apoyada en la ventana mirando al mar y tuve que escribirte una con fondo de hamburguesa con patatas fritas.
Nunca llegué a saber si no me contestaste porque no te gustó mi corazón del final o que eres vegetariano.
De cualquier manera, aún recuerdo esa anécdota. La de prepararme a conciencia a la hora de lanzarme al vacío sin saber si habrá o no red.
Supongo que será porque sigo haciéndolo ahora y debo seguir dándote las gracias por no contestarme.
No sabes cuánto me gusta seguir jugando y recordar ese olor que me lleva al patio del colegio.
Quién sabe si algún día seré yo quien se vuelva vegetariana.
Porque, no me contestaste por eso ¿verdad?
The Baseballs - Umbrella
¡Por Lorena y las terrazas de preverano!