Desvergüenza

11 febrero 2011


Te desarmaste bien almada ante tanto acertado cortejo.
Quién puede decir que no después de las tres de la mañana.
No importa quién eres si no en qué te conviertes al tenerle enfrente de rodillas.
Podrás negar con la cabeza hasta la saciedad mientras estás muriendo de deseo.
Vendrán recuerdos, historias que no pasaron y sueños interrumpidos.
Sin saber qué fue cierto y quiénes de ellos fueron pura ficción.
Porque lo realmente importante en ese instante es que nunca fuiste tan tú.
Porque lo realmente importante es cuando ese tú pasa a ser yo.

Más

01 febrero 2011

De su sonrisa malgastada y su gesto incorrecto. Del pensar que fue y ya no lo será.
Pero fue.
Fue.
Y el pasado en el presente duele al imaginar.

De sus ojos ahogados cargados de un absurdo ego.
De lo irreal mezclado con lo existente del miedo.
Del lastre formado por aquél, ese y el de más allá.
Por un todo que no es nada.
Que revienta.
Revienta.
Y desvela sin saber si algo se hizo mal.

De mí. ¿De mí?
Mejor hablemos de ti.
Que le sienta mejor a mi espalda tu pelo.
Que qué mejor rima que la tuya
cuando nos mezclamos sin poder parar.

Desvergüenza


Te desarmaste bien almada ante tanto acertado cortejo.
Quién puede decir que no después de las tres de la mañana.
No importa quién eres si no en qué te conviertes al tenerle enfrente de rodillas.
Podrás negar con la cabeza hasta la saciedad mientras estás muriendo de deseo.
Vendrán recuerdos, historias que no pasaron y sueños interrumpidos.
Sin saber qué fue cierto y quiénes de ellos fueron pura ficción.
Porque lo realmente importante en ese instante es que nunca fuiste tan tú.
Porque lo realmente importante es cuando ese tú pasa a ser yo.

Más

De su sonrisa malgastada y su gesto incorrecto. Del pensar que fue y ya no lo será.
Pero fue.
Fue.
Y el pasado en el presente duele al imaginar.

De sus ojos ahogados cargados de un absurdo ego.
De lo irreal mezclado con lo existente del miedo.
Del lastre formado por aquél, ese y el de más allá.
Por un todo que no es nada.
Que revienta.
Revienta.
Y desvela sin saber si algo se hizo mal.

De mí. ¿De mí?
Mejor hablemos de ti.
Que le sienta mejor a mi espalda tu pelo.
Que qué mejor rima que la tuya
cuando nos mezclamos sin poder parar.

Luciérnagas