04 septiembre 2013

Que me lleve la marea, me lleve el viento.
Que me recorra el escalofrío.
Me deje muda, quieta. Que no sueñe. Que me cierre los ojos.

Que vuelva al centro, a lo callado, a la no existencia.
Que luego respire libre, loca, inocente.
Me bañe el rocío y el olor a jazmín.

Que me mezan las olas y miren las estrellas.
Que la luna sea mi alma, que me dé de beber.
Me escuche el río, el árbol, el querer.

Que revoloteen las luciérnagas, las hojas.
Que la tierra me vista de desnudez,
y de esa manera,

volver a nacer.

Siesta

03 septiembre 2013

A veces me da por revisar las entradas en el blog que he hecho desde que empecé en 2007. Siempre digo que cuando más escribo es cuando más triste estoy. Cuando soy feliz quiero ese momento para mí. Sí, soy absolutamente egoísta, nunca lo había dicho en voz alta pero es cierto. Para qué demonios perder el tiempo contando nada cuando puedo estar disfrutándolo. Pero a día de hoy debo reconocer que ha habido otro cambio. Así pues, debería entenderse mi poca actividad a que debo estar entre nubes de algodón y tarareando Always look on the brigth side of life (y he dicho tararear, sí, porque no sé silbar, al igual que no sé ir en bici ni nadar... oh...), pero no es así. Al igual ha habido una aclimatación entre alegría y tristeza en mi vida y ha acabado con mis palabras escritas. Eso sí, me he vuelto más radical. Eso me dicen... Bruja, es que eres muy radical... Oh, discúlpame amiga, sólo intento tener un poco de entereza y no tener que decir que sí a todo. Antes era igual que ahora, sólo que tenía más paciencia y el corazón menos encharcado. Ya ves, dime radical en lugar de soñadora. Tampoco ayuda que en otras facetas me digan: ya te llegará lo que buscas... que para ello has dedicado tanto tiempo. Así que, por favor, dejad de jugar a ser dioses y comportáos como los amigos que decis ser, y no huyáis cuando estemos cabizbajos, malditos, que para eso, ya estoy yo.

Que me lleve la marea, me lleve el viento.
Que me recorra el escalofrío.
Me deje muda, quieta. Que no sueñe. Que me cierre los ojos.

Que vuelva al centro, a lo callado, a la no existencia.
Que luego respire libre, loca, inocente.
Me bañe el rocío y el olor a jazmín.

Que me mezan las olas y miren las estrellas.
Que la luna sea mi alma, que me dé de beber.
Me escuche el río, el árbol, el querer.

Que revoloteen las luciérnagas, las hojas.
Que la tierra me vista de desnudez,
y de esa manera,

volver a nacer.

Siesta

A veces me da por revisar las entradas en el blog que he hecho desde que empecé en 2007. Siempre digo que cuando más escribo es cuando más triste estoy. Cuando soy feliz quiero ese momento para mí. Sí, soy absolutamente egoísta, nunca lo había dicho en voz alta pero es cierto. Para qué demonios perder el tiempo contando nada cuando puedo estar disfrutándolo. Pero a día de hoy debo reconocer que ha habido otro cambio. Así pues, debería entenderse mi poca actividad a que debo estar entre nubes de algodón y tarareando Always look on the brigth side of life (y he dicho tararear, sí, porque no sé silbar, al igual que no sé ir en bici ni nadar... oh...), pero no es así. Al igual ha habido una aclimatación entre alegría y tristeza en mi vida y ha acabado con mis palabras escritas. Eso sí, me he vuelto más radical. Eso me dicen... Bruja, es que eres muy radical... Oh, discúlpame amiga, sólo intento tener un poco de entereza y no tener que decir que sí a todo. Antes era igual que ahora, sólo que tenía más paciencia y el corazón menos encharcado. Ya ves, dime radical en lugar de soñadora. Tampoco ayuda que en otras facetas me digan: ya te llegará lo que buscas... que para ello has dedicado tanto tiempo. Así que, por favor, dejad de jugar a ser dioses y comportáos como los amigos que decis ser, y no huyáis cuando estemos cabizbajos, malditos, que para eso, ya estoy yo.

Palabras

Luciérnagas