Relax

03 noviembre 2014

Voy a plantarme soles hasta que me reviente el alma.

¿No querías que brillara?

Pasatiempo

26 octubre 2014

La noche que me viste intentaste conquistarme repitiendo esa mierda de eres la casualidad más grande de mi vida, para días después reventarme el buzón con corazones rotos a la hora de la inoportunidad.
Me hablaste de música triste, de tus días como superhéroe y de sushi variado. Sonreías como quien sonríe antes de tirarse por la ventana.
Luego parecías brillar en la pista de baile sin saber ninguna canción que sonaba. Te daba igual. Sólo querías que te abrazara(n).
Te reías de las cervezas y los gintonics que no tomaba. De que eso me hacía una chica más dura. Yo empecé entonces a reírme de ti y no contigo.
Te miraba mucho porque tienes la mirada perdida más bonita del mundo. Y además parece que besas bien, no como una lavadora centrifugando.
Me dijiste que me querías acompañar a casa. Yo respondí con un beso cerca de la comisura de los labios y te dije que allí me esperaba la causalidad de mi vida, regalándote una de esas despedidas que aún me quedan por cicatrizar.

Exigencia

16 julio 2014

Sólo quería que alguien me abrazara como cuando se quiere de verdad:

a la altura de las rodillas


Empezó a reventarme el pecho con los preliminares de tus palabras.
La ducha ácida sin sentido por la errónea elección. 
Pretendes que el poco bosque que te queda se abrase a tus pies y la tierra que te acecha no es más que ceniza.
Y tu lengua decide que te quedes vacía de buenos recuerdos y repartas funerales.
Qué culpa tienen los corazones de tus cicatrices. Rocías veneno prácticamente en cada café.
Y lo preocupante es que no pelees con quien te patea en el centro.

Pero cuidado con resolver tus penas del modo equivocado,
la próxima vez puedes ser tú quien necesites de verdad y sólo te responda el reflejo de cada mañana.

Bla

13 mayo 2014

Y de tanto deber debiendo sin prácticamente deber, debería ser quien deba convertirte en mi no deber.

Caverna

08 mayo 2014

Un fraude.

En unas mayúsculas disfrazadas para seguir con el engaño.

Que no sabe frenar los charcos porque tiene cicatriz desde hace un par de calendarios.
Que debería sentir más y asentir menos. Que vive en un limbo que no sabe cuándo frenará ni cómo lo hará.

Divierte al prójimo pero no sabe limpiar las mejillas del que está en sus entrañas. El que dice que debería estar bajo tierra para no padecer por no haber elegido mejor su camino.

Un laberinto indescifrable. Algo inerte. Sin voz cuando debiera. Que grita cuando debe tener la garganta sellada.

Un reflejo de quien no le gustaría ser. Que le puede el orgullo, el rencor, la decepción, el desamor... Qué sé yo. Todo lo que debería ser nada. Un cóctel explosivo.

La estela del dolor pasado. El monstruo de las cavernas. El quiero y no puedo de cualquier impulso hacia el cielo.

Un fraude.

Un auténtico FRAUDE.

Caos

30 marzo 2014

Y a cada paso, a cada encuentro, la vorágine resulta totalmente discutible.
Piensas en sus miradas, en su auxilio, en su día a día.
Luchas, no dejas de pelear, sin saber bien qué hacer, intentando encontrar la opción correcta.
Por y para ellos. Esperas su sonrisa, que respiren bien, que disfruten dentro de sus posibilidades.
Mientras tú, en el laberinto, recibes despedidas. Vomitas improperios. No por ellos, si no por tus iguales, que mueren lentamente por su egoísmo. Y caes. El abismo está ahí. Y olvidas tu propósito. Enfermas, todo duele. Y descubres que no puedes ser ni estar por ellos si cada mañana quieres que sea domingo.
Y ahí está el nudo, sin desenlace. Donde todos hablan sin saber y los que saben olvidan qué saben.
No hay salida por ahora. No hay celebraciones.
Sólo pensar en ellos te puede salvar pero no suena la misma música en ese mismo momento.

Chasquido

23 marzo 2014

...El amor saludable hay que practicar...

Ajá.

Y qué me dices de todo lo demás.

De la lluvia ácida. De las piedras que caen mientras ves destellos de colores.
Del sol de invierno y la brisa de junio en la madrugada.
De las mariposas que revolotean en un segundo y se largan al mirar al frente.
De las canciones con trompetas y los mensajes cifrados.

Del tú. Del yo.
Del tú-yo.
De lo tuyo.

Que siempre es y será.

Mientras yo sigo buscando mi camino de baldosas amarillas.

Normalidad

09 enero 2014


La conversación acabó ahí. Se rompieron las palabras. El silencio derrumbó las paredes. Y me fui.
Me largué por donde había entrado. No recuerdo cómo fue exactamente pero sí cuántos años hace.
Creo que entonces había risas. Lloraban ellos por sus peleas por el postre.
Discutíamos por quién había dejado el grifo abierto y por cambiar el canal del televisor.
Recuerdo que pedía ayuda para dormir porque veía sombras extrañas en la cortina.
Lo vivo todo como si de un color ocre se tratara. Con olor a leña y entrando el sol por la ventana.

La desesperación llegó después, con la razón a cuestas. Con los porqués sin contestar.
La tristeza del no saber y el incoformismo del saber demasiado.
La noche se convertía en aliada pero no se podían ver las estrellas.
Ya no pretendía vivir. De pronto se trataba de sobrevivir. 
Quería volar con otros ojos que miraban hacia el mismo mar, en el mismo momento.
Volver a reír, aprender a ser cómplice, gritar sin más, dormir tranquila.

Pero algo no funcionó. No hubo aplausos, ni sonrisa, ni abrazos.
Así me fui. Para volver, algo después, desnutrida. Pobre en sueños y sobrada en suposiciones.
Con nuevos amaneceres que llegaron a convertirse en antiguos.

Con la esperanza de irme, esta vez, para siempre. Sin huir.
Con la cabeza bien alta. Dispuesta a todo sin dar explicaciones de nada.
Habiendo parido toda la mierda necesaria para decir un simple hola sin agachar la cabeza.

Y no miento cuando digo que hoy va a ser el día.
Porque hoy y desde hoy todo está a mi favor.


Propósito

06 enero 2014

La gente ríe recordando tiempos pasados mejores.
Pasamos de año y ya se lamenta. Menos mal que el 2013 se ha ido ya a la mierda.

Estamos en 2014 y tiene la misma cara de pena.  

Revienta. Pero no llora. 
Se queja al ver la televisión. Pero no se mueve. 
Va al cine. Pero no disfruta. 
Ama. Pero luego llora.  
Folla. Pero no suelta lastre.

Por esta pequeña enumeración con mucho punto suspensivo he decidido que en lugar de mirar cómo se van moviendo las manecillas del reloj voy a dejar marchar los cadáveres que a veces me rodean.

Feliz año nuevo.

Relax

Voy a plantarme soles hasta que me reviente el alma.

¿No querías que brillara?

Pasatiempo

La noche que me viste intentaste conquistarme repitiendo esa mierda de eres la casualidad más grande de mi vida, para días después reventarme el buzón con corazones rotos a la hora de la inoportunidad.
Me hablaste de música triste, de tus días como superhéroe y de sushi variado. Sonreías como quien sonríe antes de tirarse por la ventana.
Luego parecías brillar en la pista de baile sin saber ninguna canción que sonaba. Te daba igual. Sólo querías que te abrazara(n).
Te reías de las cervezas y los gintonics que no tomaba. De que eso me hacía una chica más dura. Yo empecé entonces a reírme de ti y no contigo.
Te miraba mucho porque tienes la mirada perdida más bonita del mundo. Y además parece que besas bien, no como una lavadora centrifugando.
Me dijiste que me querías acompañar a casa. Yo respondí con un beso cerca de la comisura de los labios y te dije que allí me esperaba la causalidad de mi vida, regalándote una de esas despedidas que aún me quedan por cicatrizar.

Exigencia

Sólo quería que alguien me abrazara como cuando se quiere de verdad:

a la altura de las rodillas


Empezó a reventarme el pecho con los preliminares de tus palabras.
La ducha ácida sin sentido por la errónea elección. 
Pretendes que el poco bosque que te queda se abrase a tus pies y la tierra que te acecha no es más que ceniza.
Y tu lengua decide que te quedes vacía de buenos recuerdos y repartas funerales.
Qué culpa tienen los corazones de tus cicatrices. Rocías veneno prácticamente en cada café.
Y lo preocupante es que no pelees con quien te patea en el centro.

Pero cuidado con resolver tus penas del modo equivocado,
la próxima vez puedes ser tú quien necesites de verdad y sólo te responda el reflejo de cada mañana.

Bla

Y de tanto deber debiendo sin prácticamente deber, debería ser quien deba convertirte en mi no deber.

Caverna

Un fraude.

En unas mayúsculas disfrazadas para seguir con el engaño.

Que no sabe frenar los charcos porque tiene cicatriz desde hace un par de calendarios.
Que debería sentir más y asentir menos. Que vive en un limbo que no sabe cuándo frenará ni cómo lo hará.

Divierte al prójimo pero no sabe limpiar las mejillas del que está en sus entrañas. El que dice que debería estar bajo tierra para no padecer por no haber elegido mejor su camino.

Un laberinto indescifrable. Algo inerte. Sin voz cuando debiera. Que grita cuando debe tener la garganta sellada.

Un reflejo de quien no le gustaría ser. Que le puede el orgullo, el rencor, la decepción, el desamor... Qué sé yo. Todo lo que debería ser nada. Un cóctel explosivo.

La estela del dolor pasado. El monstruo de las cavernas. El quiero y no puedo de cualquier impulso hacia el cielo.

Un fraude.

Un auténtico FRAUDE.

Caos

Y a cada paso, a cada encuentro, la vorágine resulta totalmente discutible.
Piensas en sus miradas, en su auxilio, en su día a día.
Luchas, no dejas de pelear, sin saber bien qué hacer, intentando encontrar la opción correcta.
Por y para ellos. Esperas su sonrisa, que respiren bien, que disfruten dentro de sus posibilidades.
Mientras tú, en el laberinto, recibes despedidas. Vomitas improperios. No por ellos, si no por tus iguales, que mueren lentamente por su egoísmo. Y caes. El abismo está ahí. Y olvidas tu propósito. Enfermas, todo duele. Y descubres que no puedes ser ni estar por ellos si cada mañana quieres que sea domingo.
Y ahí está el nudo, sin desenlace. Donde todos hablan sin saber y los que saben olvidan qué saben.
No hay salida por ahora. No hay celebraciones.
Sólo pensar en ellos te puede salvar pero no suena la misma música en ese mismo momento.

Chasquido

...El amor saludable hay que practicar...

Ajá.

Y qué me dices de todo lo demás.

De la lluvia ácida. De las piedras que caen mientras ves destellos de colores.
Del sol de invierno y la brisa de junio en la madrugada.
De las mariposas que revolotean en un segundo y se largan al mirar al frente.
De las canciones con trompetas y los mensajes cifrados.

Del tú. Del yo.
Del tú-yo.
De lo tuyo.

Que siempre es y será.

Mientras yo sigo buscando mi camino de baldosas amarillas.

Normalidad


La conversación acabó ahí. Se rompieron las palabras. El silencio derrumbó las paredes. Y me fui.
Me largué por donde había entrado. No recuerdo cómo fue exactamente pero sí cuántos años hace.
Creo que entonces había risas. Lloraban ellos por sus peleas por el postre.
Discutíamos por quién había dejado el grifo abierto y por cambiar el canal del televisor.
Recuerdo que pedía ayuda para dormir porque veía sombras extrañas en la cortina.
Lo vivo todo como si de un color ocre se tratara. Con olor a leña y entrando el sol por la ventana.

La desesperación llegó después, con la razón a cuestas. Con los porqués sin contestar.
La tristeza del no saber y el incoformismo del saber demasiado.
La noche se convertía en aliada pero no se podían ver las estrellas.
Ya no pretendía vivir. De pronto se trataba de sobrevivir. 
Quería volar con otros ojos que miraban hacia el mismo mar, en el mismo momento.
Volver a reír, aprender a ser cómplice, gritar sin más, dormir tranquila.

Pero algo no funcionó. No hubo aplausos, ni sonrisa, ni abrazos.
Así me fui. Para volver, algo después, desnutrida. Pobre en sueños y sobrada en suposiciones.
Con nuevos amaneceres que llegaron a convertirse en antiguos.

Con la esperanza de irme, esta vez, para siempre. Sin huir.
Con la cabeza bien alta. Dispuesta a todo sin dar explicaciones de nada.
Habiendo parido toda la mierda necesaria para decir un simple hola sin agachar la cabeza.

Y no miento cuando digo que hoy va a ser el día.
Porque hoy y desde hoy todo está a mi favor.


Propósito

La gente ríe recordando tiempos pasados mejores.
Pasamos de año y ya se lamenta. Menos mal que el 2013 se ha ido ya a la mierda.

Estamos en 2014 y tiene la misma cara de pena.  

Revienta. Pero no llora. 
Se queja al ver la televisión. Pero no se mueve. 
Va al cine. Pero no disfruta. 
Ama. Pero luego llora.  
Folla. Pero no suelta lastre.

Por esta pequeña enumeración con mucho punto suspensivo he decidido que en lugar de mirar cómo se van moviendo las manecillas del reloj voy a dejar marchar los cadáveres que a veces me rodean.

Feliz año nuevo.

Palabras

Luciérnagas