Que si frío, que si lluvia. Ni los gatos salen.
Lo invisible está ahí acechando mientras los puñales juegan al escondite. Pero yo gano. Y ese es el problema.
No a los paseos ni al mirar películas donde yo soy quien pone sin querer los diálogos.
Los ojos están llenos de legañas. Sí, es algo asqueroso. Y no puedo decir que es conjuntivitis.
Siempre pensé que por estas fechas era el día tonto el que me atontaba. O la vuelta al cole, pero sin mochila nueva. Este año se está tiñendo finales de agosto de la misma manera pero veo que no es porque me tenga que volver a levantar a las seis y media de la mañana dentro de poco.
No se puede engañar a la conciencia. Ni a lo que hay en el centro de cada uno, lo que nos mueve y nos puede en ocasiones.
Las mentiras no se pueden ni vestir de domingo.
El hilo de voz se convierte en eco para mí y en nada para aquél que quiere escuchar.
Y sigue lloviendo sin gustarme. Los ángeles huyen igual que las gotas que caen en el suelo expulsadas del paraíso. Sin dar explicaciones. Y yo sin quererlas saber a pesar de que en ellas piense.
Canta por mí. A ti te lo digo, a cualquiera que lea esto y sepa qué pienso. A quien me entienda. Porque debe ser el único ser que lo consiga.
Siempre pensé que por estas fechas era el día tonto el que me atontaba. O la vuelta al cole, pero sin mochila nueva. Este año se está tiñendo finales de agosto de la misma manera pero veo que no es porque me tenga que volver a levantar a las seis y media de la mañana dentro de poco.
No se puede engañar a la conciencia. Ni a lo que hay en el centro de cada uno, lo que nos mueve y nos puede en ocasiones.
Las mentiras no se pueden ni vestir de domingo.
El hilo de voz se convierte en eco para mí y en nada para aquél que quiere escuchar.
Y sigue lloviendo sin gustarme. Los ángeles huyen igual que las gotas que caen en el suelo expulsadas del paraíso. Sin dar explicaciones. Y yo sin quererlas saber a pesar de que en ellas piense.
Canta por mí. A ti te lo digo, a cualquiera que lea esto y sepa qué pienso. A quien me entienda. Porque debe ser el único ser que lo consiga.
Sólo sé decir gracias.
- ¿Cómo?
Ese toc-toc-toc de nuevo.
¡Buh! ¿No abres?
¡Eoooo! ¡Soy yo!
- Que me voy. No sé dónde. Pero me voy.
¡Jajaja! Por favor...
- ...
¡TOC-TOC-TOC! ¡Eh! ¡Que no me cierres!
¿No ves que me tienes que abrir para poder respirar?
21/8/07
2 comentario/s:
[...]Las mentiras no se pueden ni vestir de domingo.[...]
No se si es consciente de que acabare robandole esa frase...
Roba, pa eso estamos. ¡Jaja! Total, todo lo que escribimos lo hemos robado, de una u otra manera.
¡Un besazo, preciosidad!
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