La supervivencia del Te (II)

03 enero 2010



Cuando llegue la fecha señalada en mi trastienda, coincidiremos.
Dejaremos caer todo lo que hemos intuído.
Desnudaremos las paredes ahogadas de notas al aire.
Derritirán las bocas quebradas del no dormir.

Coincidiremos hasta tal punto, que dejarán de sonar las calles para convertirse en canción de cuna.
Derribarán muros de un sólo soplo, palideciendo la luz ante semejante amenaza.
Callará el silencio, para siempre, no existirá su mirada fija en el reloj de plata.
Beberá la sobriedad convirtiéndose en suicida por el mismo periódico del mañana.

Cuando coincidamos, el resto estará tan preparado como nosotros,
para mirarse nuestras pupilas, llegar al infierno de mariposas cojas de ala ancha,
acercarnos poco a poco, casi hasta el aliento y llegar al oído sordo por letras tristes e indefensas,
para esta vez, sin temor, decirnos:
te odio.



Te odio - Los seis días

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La supervivencia del Te (II)



Cuando llegue la fecha señalada en mi trastienda, coincidiremos.
Dejaremos caer todo lo que hemos intuído.
Desnudaremos las paredes ahogadas de notas al aire.
Derritirán las bocas quebradas del no dormir.

Coincidiremos hasta tal punto, que dejarán de sonar las calles para convertirse en canción de cuna.
Derribarán muros de un sólo soplo, palideciendo la luz ante semejante amenaza.
Callará el silencio, para siempre, no existirá su mirada fija en el reloj de plata.
Beberá la sobriedad convirtiéndose en suicida por el mismo periódico del mañana.

Cuando coincidamos, el resto estará tan preparado como nosotros,
para mirarse nuestras pupilas, llegar al infierno de mariposas cojas de ala ancha,
acercarnos poco a poco, casi hasta el aliento y llegar al oído sordo por letras tristes e indefensas,
para esta vez, sin temor, decirnos:
te odio.



Te odio - Los seis días

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Luciérnagas