07 noviembre 2011

Hoy me he levantado con ganas de seguir soñando.
Sin leer entre líneas. Como mucho, únicamente, con un final sin lágrimas.
Olvido a veces que lo de ser bruja es mentira.
Sólo la música me puede salvar hoy de esta penosa sonrisa.

25 octubre 2011

No soporto la gente que llora por llorar sin tener ganas de hacerlo. Que hacen ver al resto de la humanidad que el azar les tiene preparado un plan maquiavélico constante como excusa de su gesto pálidamente agrio y descafeindo. De mueca convertida en funeraria conseguida a través de los años, sin recordar porqué no llegan a sonreír cuando realmente toca. Pensando, de manera paradójica, que de esa manera tan infame son más importantes que el resto.


Sigo odiando a esa gente que no cree en las buenas personas y las buenas acciones, que sólo ven horror donde no lo hay y únicamente encuentran en el rezo y la flagelación la vía de escape imaginaria aún teniendo delante de las narices la pócima de la felicidad. Intacta y sin brillo por todos las noches lloradas.

En realidad, la vida me cansa. Esta vida que me ha tocado me ha hecho decir basta.
Basta porque ahora soy yo quien decide qué es vivir.

Tiempo

25 septiembre 2011

A veces, sólo a veces, recuerdas que sonreír no debe ser un privilegio sino un derecho.
Hoy he tenido ese minuto de reflexión donde se paró el reloj entre risas nerviosas y miradas cómplices.
Como nunca y como siempre.
Donde queda atrás el velo negro porque al mirar hacia adelante todo sigue siendo como antes. Ese antes que era y no es. El pretérito perfecto que parece anclarse en el presente.
Pero que desaparece, al fin, porque el ahora sigue ganando el pulso al siempre.

16 septiembre 2011

Hoy no es un día para aplausos.
Prefiero un funeral para acompañar.
En realidad, prefiero aplaudir en tu funeral.
Por primera vez en mi vida no sentiría absolutamente nada de dolor.
Mientras todos dirían era un buen chico, mirando hacia el lado de la falsedad.
Pero nadie sería capaz de hablar en presente.
Porque todos tendrían las mismas ganas de aplaudir acompañándome.

30 agosto 2011

De cuando el odio tiene como nombre impotencia y el deseo de muerte se convierte en banal.



Nadie te echará de menos.
Nadie.
Hasta las larvas te repudiarán.

Flashback

25 agosto 2011

Me mira el espejo y lanza a la niña de pelo rizado por la ventana.
La infancia se acaba yendo a pesar del brillo en la mirada.
No son mis arrugas, son las del resto. 
La ignorancia, la indiferencia, la desconfianza, la arrogancia.
El no saber. El no querer. El no creer. El no sentir.
En fin, vivir.
Quizá un mal golpe que no se pudo esquivar por la rapidez, o quién sabe, no hay nada detrás.
No siempre hay una respuesta a las preguntas retóricas. 
Esa sólo la buscamos los soñadores.
Los que volvemos a mirar el espejo esperando que nos guiñe un ojo.

Cansancio

10 junio 2011

Como nacer un 29 de febrero y ser una desgraciada en los calendarios de 365 días.
Debe ser que no sólo bailo bien en la corte. Y encima sin reventar visiblemente de cansancio.
Para nada. Porque siempre sale ganador el que más quita la red al empujar.
Jugar sucio nunca se pasa de moda. Nunca se le piden explicaciones al que habla por detrás.
Todo vale sin nada a cambio. Exige. Vuelve a exigir sin reconocer lo valioso. Ya olvido el verbo premiar.

Será que me he cansado. 
Habrá que empezar a gritar.

Apagón

03 mayo 2011

Que no te robe la calma. Que lo intente. Sonría al sueño si hace falta.
Deja que vuele. Que crea que vuele mientras da la mano al suelo.
Construír la casa por el tejado es parte de su ignorancia.
Arden papeles por todos lados. Pero la ceniza desaparece con el viento.
Su identidad, no. Ni sus días, por fin, ya contados.

Antireflejo

12 abril 2011

Las paredes están cansadas de suponer. La casa se ha vuelto de un gris desconocido.
Te giras y miras las sillas colocadas como siempre, como hace tiempo no quieres que estén.
Y pretendes que te digan algo, una respuesta. Como las respuestas absurdas que te vende la madrugada.
Cambias de canal y se avecina más tormenta.
Todo debería ser más sencillo.
Todo debería ser más sencillo.
Te repites. Como si fuera lo primero y lo último aprendido.
Buscas. Te buscas. Pero está vacío. El espejo está vacío.
Todos los cristales están dentro.

Destiempo

18 marzo 2011

Resultó ser que estábamos más juntos lejos el uno del otro que los dos rozándonos la espalda.
No es una pena. Ni un final feliz. Es lo que es: un punto y aparte.
Para qué seguir llorando ausencia si nunca estuvimos separados. Es más, a lo mejor podría haber sido la solución. Distancia.

Un tener algo que decir al hablar por teléfono sin tener que oler cómo se quema la cena casi siempre. Nos cansamos de los dos cepillos de dientes dándose la mano. Olvidamos qué canción sonaba el primer día que nos besamos. Discutíamos hasta por el color de la cortina del cuarto de baño.

No teníamos un plan para dos. Matamos el plural. Sin más. Decidimos hablar por fin sin suspiros ni medias verdades. Intentar dejar un buen sabor de boca. Como hace mucho tiempo. Como nunca.
Y, un minuto después, como si fuéramos los dos únicos protagonistas de la última película cursi por estrenar, nos volvimos a besar.

Desvergüenza

11 febrero 2011


Te desarmaste bien almada ante tanto acertado cortejo.
Quién puede decir que no después de las tres de la mañana.
No importa quién eres si no en qué te conviertes al tenerle enfrente de rodillas.
Podrás negar con la cabeza hasta la saciedad mientras estás muriendo de deseo.
Vendrán recuerdos, historias que no pasaron y sueños interrumpidos.
Sin saber qué fue cierto y quiénes de ellos fueron pura ficción.
Porque lo realmente importante en ese instante es que nunca fuiste tan tú.
Porque lo realmente importante es cuando ese tú pasa a ser yo.

Más

01 febrero 2011

De su sonrisa malgastada y su gesto incorrecto. Del pensar que fue y ya no lo será.
Pero fue.
Fue.
Y el pasado en el presente duele al imaginar.

De sus ojos ahogados cargados de un absurdo ego.
De lo irreal mezclado con lo existente del miedo.
Del lastre formado por aquél, ese y el de más allá.
Por un todo que no es nada.
Que revienta.
Revienta.
Y desvela sin saber si algo se hizo mal.

De mí. ¿De mí?
Mejor hablemos de ti.
Que le sienta mejor a mi espalda tu pelo.
Que qué mejor rima que la tuya
cuando nos mezclamos sin poder parar.

Hoy me he levantado con ganas de seguir soñando.
Sin leer entre líneas. Como mucho, únicamente, con un final sin lágrimas.
Olvido a veces que lo de ser bruja es mentira.
Sólo la música me puede salvar hoy de esta penosa sonrisa.

No soporto la gente que llora por llorar sin tener ganas de hacerlo. Que hacen ver al resto de la humanidad que el azar les tiene preparado un plan maquiavélico constante como excusa de su gesto pálidamente agrio y descafeindo. De mueca convertida en funeraria conseguida a través de los años, sin recordar porqué no llegan a sonreír cuando realmente toca. Pensando, de manera paradójica, que de esa manera tan infame son más importantes que el resto.


Sigo odiando a esa gente que no cree en las buenas personas y las buenas acciones, que sólo ven horror donde no lo hay y únicamente encuentran en el rezo y la flagelación la vía de escape imaginaria aún teniendo delante de las narices la pócima de la felicidad. Intacta y sin brillo por todos las noches lloradas.

En realidad, la vida me cansa. Esta vida que me ha tocado me ha hecho decir basta.
Basta porque ahora soy yo quien decide qué es vivir.

Tiempo

A veces, sólo a veces, recuerdas que sonreír no debe ser un privilegio sino un derecho.
Hoy he tenido ese minuto de reflexión donde se paró el reloj entre risas nerviosas y miradas cómplices.
Como nunca y como siempre.
Donde queda atrás el velo negro porque al mirar hacia adelante todo sigue siendo como antes. Ese antes que era y no es. El pretérito perfecto que parece anclarse en el presente.
Pero que desaparece, al fin, porque el ahora sigue ganando el pulso al siempre.

Hoy no es un día para aplausos.
Prefiero un funeral para acompañar.
En realidad, prefiero aplaudir en tu funeral.
Por primera vez en mi vida no sentiría absolutamente nada de dolor.
Mientras todos dirían era un buen chico, mirando hacia el lado de la falsedad.
Pero nadie sería capaz de hablar en presente.
Porque todos tendrían las mismas ganas de aplaudir acompañándome.

De cuando el odio tiene como nombre impotencia y el deseo de muerte se convierte en banal.



Nadie te echará de menos.
Nadie.
Hasta las larvas te repudiarán.

Flashback

Me mira el espejo y lanza a la niña de pelo rizado por la ventana.
La infancia se acaba yendo a pesar del brillo en la mirada.
No son mis arrugas, son las del resto. 
La ignorancia, la indiferencia, la desconfianza, la arrogancia.
El no saber. El no querer. El no creer. El no sentir.
En fin, vivir.
Quizá un mal golpe que no se pudo esquivar por la rapidez, o quién sabe, no hay nada detrás.
No siempre hay una respuesta a las preguntas retóricas. 
Esa sólo la buscamos los soñadores.
Los que volvemos a mirar el espejo esperando que nos guiñe un ojo.

Cansancio

Como nacer un 29 de febrero y ser una desgraciada en los calendarios de 365 días.
Debe ser que no sólo bailo bien en la corte. Y encima sin reventar visiblemente de cansancio.
Para nada. Porque siempre sale ganador el que más quita la red al empujar.
Jugar sucio nunca se pasa de moda. Nunca se le piden explicaciones al que habla por detrás.
Todo vale sin nada a cambio. Exige. Vuelve a exigir sin reconocer lo valioso. Ya olvido el verbo premiar.

Será que me he cansado. 
Habrá que empezar a gritar.

Apagón

Que no te robe la calma. Que lo intente. Sonría al sueño si hace falta.
Deja que vuele. Que crea que vuele mientras da la mano al suelo.
Construír la casa por el tejado es parte de su ignorancia.
Arden papeles por todos lados. Pero la ceniza desaparece con el viento.
Su identidad, no. Ni sus días, por fin, ya contados.

Antireflejo

Las paredes están cansadas de suponer. La casa se ha vuelto de un gris desconocido.
Te giras y miras las sillas colocadas como siempre, como hace tiempo no quieres que estén.
Y pretendes que te digan algo, una respuesta. Como las respuestas absurdas que te vende la madrugada.
Cambias de canal y se avecina más tormenta.
Todo debería ser más sencillo.
Todo debería ser más sencillo.
Te repites. Como si fuera lo primero y lo último aprendido.
Buscas. Te buscas. Pero está vacío. El espejo está vacío.
Todos los cristales están dentro.

Destiempo

Resultó ser que estábamos más juntos lejos el uno del otro que los dos rozándonos la espalda.
No es una pena. Ni un final feliz. Es lo que es: un punto y aparte.
Para qué seguir llorando ausencia si nunca estuvimos separados. Es más, a lo mejor podría haber sido la solución. Distancia.

Un tener algo que decir al hablar por teléfono sin tener que oler cómo se quema la cena casi siempre. Nos cansamos de los dos cepillos de dientes dándose la mano. Olvidamos qué canción sonaba el primer día que nos besamos. Discutíamos hasta por el color de la cortina del cuarto de baño.

No teníamos un plan para dos. Matamos el plural. Sin más. Decidimos hablar por fin sin suspiros ni medias verdades. Intentar dejar un buen sabor de boca. Como hace mucho tiempo. Como nunca.
Y, un minuto después, como si fuéramos los dos únicos protagonistas de la última película cursi por estrenar, nos volvimos a besar.

Desvergüenza


Te desarmaste bien almada ante tanto acertado cortejo.
Quién puede decir que no después de las tres de la mañana.
No importa quién eres si no en qué te conviertes al tenerle enfrente de rodillas.
Podrás negar con la cabeza hasta la saciedad mientras estás muriendo de deseo.
Vendrán recuerdos, historias que no pasaron y sueños interrumpidos.
Sin saber qué fue cierto y quiénes de ellos fueron pura ficción.
Porque lo realmente importante en ese instante es que nunca fuiste tan tú.
Porque lo realmente importante es cuando ese tú pasa a ser yo.

Más

De su sonrisa malgastada y su gesto incorrecto. Del pensar que fue y ya no lo será.
Pero fue.
Fue.
Y el pasado en el presente duele al imaginar.

De sus ojos ahogados cargados de un absurdo ego.
De lo irreal mezclado con lo existente del miedo.
Del lastre formado por aquél, ese y el de más allá.
Por un todo que no es nada.
Que revienta.
Revienta.
Y desvela sin saber si algo se hizo mal.

De mí. ¿De mí?
Mejor hablemos de ti.
Que le sienta mejor a mi espalda tu pelo.
Que qué mejor rima que la tuya
cuando nos mezclamos sin poder parar.

Palabras

Luciérnagas