Destiempo

18 marzo 2011

Resultó ser que estábamos más juntos lejos el uno del otro que los dos rozándonos la espalda.
No es una pena. Ni un final feliz. Es lo que es: un punto y aparte.
Para qué seguir llorando ausencia si nunca estuvimos separados. Es más, a lo mejor podría haber sido la solución. Distancia.

Un tener algo que decir al hablar por teléfono sin tener que oler cómo se quema la cena casi siempre. Nos cansamos de los dos cepillos de dientes dándose la mano. Olvidamos qué canción sonaba el primer día que nos besamos. Discutíamos hasta por el color de la cortina del cuarto de baño.

No teníamos un plan para dos. Matamos el plural. Sin más. Decidimos hablar por fin sin suspiros ni medias verdades. Intentar dejar un buen sabor de boca. Como hace mucho tiempo. Como nunca.
Y, un minuto después, como si fuéramos los dos únicos protagonistas de la última película cursi por estrenar, nos volvimos a besar.

Destiempo

Resultó ser que estábamos más juntos lejos el uno del otro que los dos rozándonos la espalda.
No es una pena. Ni un final feliz. Es lo que es: un punto y aparte.
Para qué seguir llorando ausencia si nunca estuvimos separados. Es más, a lo mejor podría haber sido la solución. Distancia.

Un tener algo que decir al hablar por teléfono sin tener que oler cómo se quema la cena casi siempre. Nos cansamos de los dos cepillos de dientes dándose la mano. Olvidamos qué canción sonaba el primer día que nos besamos. Discutíamos hasta por el color de la cortina del cuarto de baño.

No teníamos un plan para dos. Matamos el plural. Sin más. Decidimos hablar por fin sin suspiros ni medias verdades. Intentar dejar un buen sabor de boca. Como hace mucho tiempo. Como nunca.
Y, un minuto después, como si fuéramos los dos únicos protagonistas de la última película cursi por estrenar, nos volvimos a besar.

Luciérnagas