Sólo quería que alguien me abrazara como cuando se quiere de verdad:
a la altura de las rodillas
Empezó a reventarme el pecho con los preliminares de tus palabras.
La ducha ácida sin sentido por la errónea elección.
Pretendes que el poco bosque que te queda se abrase a tus pies y la tierra que te acecha no es más que ceniza.
Y tu lengua decide que te quedes vacía de buenos recuerdos y repartas funerales.
Qué culpa tienen los corazones de tus cicatrices. Rocías veneno prácticamente en cada café.
Y lo preocupante es que no pelees con quien te patea en el centro.
Pero cuidado con resolver tus penas del modo equivocado,
la próxima vez puedes ser tú quien necesites de verdad y sólo te responda el reflejo de cada mañana.
2 comentario/s:
¡Brutal!
¡Qué bonitas son siempre tus visitas!
¡Un abrazo caluroso!
¡Feliz lluvia y calor!
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