Cambios

05 noviembre 2007

Las brujas no desaparecen físicamente por voluntad propia. Siguen viviendo entre lo mundano y no le pasan acontecimientos extraordinarios como sale reflejado en la caja tonta.
Vuelvo de nuevo gracias a la nueva conexión cibernética. Acabaré odiándola como la que más. Todo llegará.
Ha habido algunos cambios. El más notable lo mostraré un poco más tarde. Los demás son más míos. Aquéllos que sólo uno puede notar que lo son pero no pueden ser explicados por palabras banales.
Sigo igual, hartándome de algunas páginas que no han pasado todavía porque lucifer no quiere que así sea.

Que si los sueños se convierten en conversaciones reales por fin no es para hacer mal, forman parte del milagro. Los hasta siempre continúan disfrazados de cortinas de colores mezcladas con cristales rotos. Las despedidas sobran, independientemente de si el interesado verá al que quiere mantener lejano al día siguiente o si no lo vuelve a ver jamás.

Mi imaginación es la única que dice la verdad. Todo lo demás es insignificante. Más de lo mismo pero visto del revés.

Ojalá lo que es transparente lo fuera para todo lo que creo importante e imprescindible por momentos. Pero no, eso no se consigue. Lo que me hace ver que la enfermedad sigue vigente. Y no por mí. Odio lo que está lleno por el vacío, lo que no quiere llegar a ser cubierto por la ceguera, lo que se expone al abismo porque no ve más allá.
Me limito a celebrar lo que tengo en mis manos en un momento. Así el golpe no aparece. No reaparece. Sólo quedarán recuerdos con una risa tímida como hilo musical. Nada más.

En estos días extraños, me he reído mucho y bien. He cantado, he hecho ver que lo hacía, he bailado, he reído, no he llorado, me he cabreado, he hecho planes distintos, algunos los he cumplido y los demás vendrán, me he hecho amiga de diminutas ovejas y conejitos suicidas, he visto y tocado a cantantes devueltos del exilio, he hablado mucho con taxistas con buen gusto musical y duendes con insomnio, me he reído con y de la artista del bosque de risas ajenas, y de la dulce sonrisa de la hija del viento. Eso sí, siempre de relajo.

Ah, y por cierto, mis padres han querido darme en adopción por la siguiente foto, y además hay otro miembro en la familia llamado Pionona.



Pues sí... Me corté el pelo. Más adelante tendré fotos más buenas. En cuanto a Pionona y demás personajes y personas, ya hablaré en otro momento, que esto se ha extendido demasiado.

¡Saludos de vuelta!

3 comentario/s:

Yu dijo...

Das un poquito de asquito pero bueno que le vamos a hacer!
Bienvenidos los cambios, pasate por mi bosque..., te reirás, será que pasamos mucho tiempo juntas que no revueltas?
Besote y sí, nunca se fue!

Imaginari dijo...

Los cambios, como la lluvia renuevan y limpian, te dan la perspectiva para que puedas ver el bosque que los arboles no te dejaban ver, los cambios, unos buenos y otros mejores, pero siempre para mejorar, para evolucionar. Querremos a la la nueva bruja tanto o más que a la antigua.

Bruja dijo...

¡Juju!

Cambios

Las brujas no desaparecen físicamente por voluntad propia. Siguen viviendo entre lo mundano y no le pasan acontecimientos extraordinarios como sale reflejado en la caja tonta.
Vuelvo de nuevo gracias a la nueva conexión cibernética. Acabaré odiándola como la que más. Todo llegará.
Ha habido algunos cambios. El más notable lo mostraré un poco más tarde. Los demás son más míos. Aquéllos que sólo uno puede notar que lo son pero no pueden ser explicados por palabras banales.
Sigo igual, hartándome de algunas páginas que no han pasado todavía porque lucifer no quiere que así sea.

Que si los sueños se convierten en conversaciones reales por fin no es para hacer mal, forman parte del milagro. Los hasta siempre continúan disfrazados de cortinas de colores mezcladas con cristales rotos. Las despedidas sobran, independientemente de si el interesado verá al que quiere mantener lejano al día siguiente o si no lo vuelve a ver jamás.

Mi imaginación es la única que dice la verdad. Todo lo demás es insignificante. Más de lo mismo pero visto del revés.

Ojalá lo que es transparente lo fuera para todo lo que creo importante e imprescindible por momentos. Pero no, eso no se consigue. Lo que me hace ver que la enfermedad sigue vigente. Y no por mí. Odio lo que está lleno por el vacío, lo que no quiere llegar a ser cubierto por la ceguera, lo que se expone al abismo porque no ve más allá.
Me limito a celebrar lo que tengo en mis manos en un momento. Así el golpe no aparece. No reaparece. Sólo quedarán recuerdos con una risa tímida como hilo musical. Nada más.

En estos días extraños, me he reído mucho y bien. He cantado, he hecho ver que lo hacía, he bailado, he reído, no he llorado, me he cabreado, he hecho planes distintos, algunos los he cumplido y los demás vendrán, me he hecho amiga de diminutas ovejas y conejitos suicidas, he visto y tocado a cantantes devueltos del exilio, he hablado mucho con taxistas con buen gusto musical y duendes con insomnio, me he reído con y de la artista del bosque de risas ajenas, y de la dulce sonrisa de la hija del viento. Eso sí, siempre de relajo.

Ah, y por cierto, mis padres han querido darme en adopción por la siguiente foto, y además hay otro miembro en la familia llamado Pionona.



Pues sí... Me corté el pelo. Más adelante tendré fotos más buenas. En cuanto a Pionona y demás personajes y personas, ya hablaré en otro momento, que esto se ha extendido demasiado.

¡Saludos de vuelta!

Palabras

Luciérnagas