¿Quién tiene la luz?

10 octubre 2008

El ascenso al cielo, desde el infierno de la tierra.
Así se ve. El rojo del averno, las llamas, contra lo celestial blanquecino y azul pastel.
No soy muy devota, a pesar de mi estancia en el pueblo por las fiestas de la patrona.
Eso no quita que me guste visitar las iglesias, aunque odie la Iglesia. Por su decadencia al jugar de mala manera con tanta fe derramada por el mundo.
El cuadro me llamó siempre la atención.
Constantemente estamos entre el bien y el mal, a pesar de que no haya Bien y Mal.
Si se intentó hacer algún tipo de lista universal sobre lo que está bien y está mal, hubo mucha sangre derramada.
Te pego una hostia porque has hecho mal esto. Te doy un beso por pegar a ese cabrón que me intentó robar el bolso.
A lo mejor nadie debería tener la mano tan suelta cuando el otro hace mal, puede que le hayamos enseñado mal algo en concreto. Luego, todo el mundo usa la violencia de manera justificada y tan contentos y tranquilos.
A lo mejor el ladrón es un desamparado que no encuentra nada de comer para no morir de inanición, y no quiere robar para drogarse debajo del puente, cerca de su antigua casa.
Como si el hecho de dar un guantazo cambiara el daño hecho.
Tanto bien y mal, yin y yan.
Tanta moral presente que se olvida minuto a minuto.
No se puede perder el tiempo siempre en cuestionar a la humanidad, cuando todos tenemos una parte de miserable dentro.
La diferencia entre el bueno y el malo es que el bueno la esconde, y el malo se expresa con ella.
¿Dónde está lo que nos separa?

2 comentario/s:

Sr. Troncoso dijo...

Mucho bueno, mucho malo, pero donde esta el feo.

kinurrin dijo...

la violencia forma parte del ser humano. esta en nuestros genes, el destruirnos unos a otros.
solo ha veces es necesario rozar el limite para sobrevivir, por desgracia, a veces es o tu o yo.
sino ponte a currar detras de la barra de un bar de copas y manten el orden... es necesario sacar la bestia que llevamos dentro aunque no nos guste hacerlo.

un abrazo

¿Quién tiene la luz?

El ascenso al cielo, desde el infierno de la tierra.
Así se ve. El rojo del averno, las llamas, contra lo celestial blanquecino y azul pastel.
No soy muy devota, a pesar de mi estancia en el pueblo por las fiestas de la patrona.
Eso no quita que me guste visitar las iglesias, aunque odie la Iglesia. Por su decadencia al jugar de mala manera con tanta fe derramada por el mundo.
El cuadro me llamó siempre la atención.
Constantemente estamos entre el bien y el mal, a pesar de que no haya Bien y Mal.
Si se intentó hacer algún tipo de lista universal sobre lo que está bien y está mal, hubo mucha sangre derramada.
Te pego una hostia porque has hecho mal esto. Te doy un beso por pegar a ese cabrón que me intentó robar el bolso.
A lo mejor nadie debería tener la mano tan suelta cuando el otro hace mal, puede que le hayamos enseñado mal algo en concreto. Luego, todo el mundo usa la violencia de manera justificada y tan contentos y tranquilos.
A lo mejor el ladrón es un desamparado que no encuentra nada de comer para no morir de inanición, y no quiere robar para drogarse debajo del puente, cerca de su antigua casa.
Como si el hecho de dar un guantazo cambiara el daño hecho.
Tanto bien y mal, yin y yan.
Tanta moral presente que se olvida minuto a minuto.
No se puede perder el tiempo siempre en cuestionar a la humanidad, cuando todos tenemos una parte de miserable dentro.
La diferencia entre el bueno y el malo es que el bueno la esconde, y el malo se expresa con ella.
¿Dónde está lo que nos separa?

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Luciérnagas