El orden ilógico de las cosas

13 septiembre 2009

Y voy por ahí, siguiendo las pistas…

Nada puede quedar Así, si acaba el espectáculo cuando no lo deseas.
Vivimos acostumbrados al ya vendrá lo que tenga que venir un lunes, y al día siguiente dejar la parafernalia del destino fuera por ser martes. No revientes mis planes que estamos a lunes, y tengo más sueño de lo habitual… Y te das la vuelta, y sonríes, como si eso bastara para calmar la tempestad.
Parece feliz, esta chica, siempre se está riendo. Claro que sí, buenos tardes tenga usted, a mí me queda una jornada entera para seguir sonriéndole. Que puede ayudar, claro está, pero la realidad está para dar bofetadas.
De pronto escuchas una letra bonita, y dejas de lado lo políticamente incorrecto. A nadie le importa que sólo tengas un pie izquierdo.
En realidad, por poco tiempo, lo olvidas.
Miras al frente y te consuela ver que alguien te entiende, a tu manera, no a la suya, pero lo consigue. Te mira un momento y te relaja el parecer ser comprendido.
Las casualidades son convertidas a causalidad, de nuevo.
El cielo se hace infinitamente cercano, tanto como la infinidad del cielo en sí.
Observas las manecillas del reloj, siguen moviéndose a las ocho y treinta y cinco de la tarde.

Y seguimos estando en lunes.



Wilco & Andrew Bird - Jesus, etc.

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El orden ilógico de las cosas

Y voy por ahí, siguiendo las pistas…

Nada puede quedar Así, si acaba el espectáculo cuando no lo deseas.
Vivimos acostumbrados al ya vendrá lo que tenga que venir un lunes, y al día siguiente dejar la parafernalia del destino fuera por ser martes. No revientes mis planes que estamos a lunes, y tengo más sueño de lo habitual… Y te das la vuelta, y sonríes, como si eso bastara para calmar la tempestad.
Parece feliz, esta chica, siempre se está riendo. Claro que sí, buenos tardes tenga usted, a mí me queda una jornada entera para seguir sonriéndole. Que puede ayudar, claro está, pero la realidad está para dar bofetadas.
De pronto escuchas una letra bonita, y dejas de lado lo políticamente incorrecto. A nadie le importa que sólo tengas un pie izquierdo.
En realidad, por poco tiempo, lo olvidas.
Miras al frente y te consuela ver que alguien te entiende, a tu manera, no a la suya, pero lo consigue. Te mira un momento y te relaja el parecer ser comprendido.
Las casualidades son convertidas a causalidad, de nuevo.
El cielo se hace infinitamente cercano, tanto como la infinidad del cielo en sí.
Observas las manecillas del reloj, siguen moviéndose a las ocho y treinta y cinco de la tarde.

Y seguimos estando en lunes.



Wilco & Andrew Bird - Jesus, etc.

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