Con una sonrisa le dije: qué canción más triste. Y no lo entendió. Que las canciones no son tristes, que la tristeza depende de quien las escucha, decía.
Medio minuto después cogió el disco desgastado, lo tiró a la basura y se puso a llorar.
10 noviembre 2013
Escrito por
Bruja
A las
16:38
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