Y a cada paso, a cada encuentro, la vorágine resulta totalmente discutible.
Piensas en sus miradas, en su auxilio, en su día a día.
Luchas, no dejas de pelear, sin saber bien qué hacer, intentando encontrar la opción correcta.
Por y para ellos. Esperas su sonrisa, que respiren bien, que disfruten dentro de sus posibilidades.
Mientras tú, en el laberinto, recibes despedidas. Vomitas improperios. No por ellos, si no por tus iguales, que mueren lentamente por su egoísmo. Y caes. El abismo está ahí. Y olvidas tu propósito. Enfermas, todo duele. Y descubres que no puedes ser ni estar por ellos si cada mañana quieres que sea domingo.
Y ahí está el nudo, sin desenlace. Donde todos hablan sin saber y los que saben olvidan qué saben.
No hay salida por ahora. No hay celebraciones.
Sólo pensar en ellos te puede salvar pero no suena la misma música en ese mismo momento.
Caos
30 marzo 2014
Escrito por
Bruja
A las
20:41
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Caos
Y a cada paso, a cada encuentro, la vorágine resulta totalmente discutible.
Piensas en sus miradas, en su auxilio, en su día a día.
Luchas, no dejas de pelear, sin saber bien qué hacer, intentando encontrar la opción correcta.
Por y para ellos. Esperas su sonrisa, que respiren bien, que disfruten dentro de sus posibilidades.
Mientras tú, en el laberinto, recibes despedidas. Vomitas improperios. No por ellos, si no por tus iguales, que mueren lentamente por su egoísmo. Y caes. El abismo está ahí. Y olvidas tu propósito. Enfermas, todo duele. Y descubres que no puedes ser ni estar por ellos si cada mañana quieres que sea domingo.
Y ahí está el nudo, sin desenlace. Donde todos hablan sin saber y los que saben olvidan qué saben.
No hay salida por ahora. No hay celebraciones.
Sólo pensar en ellos te puede salvar pero no suena la misma música en ese mismo momento.
Piensas en sus miradas, en su auxilio, en su día a día.
Luchas, no dejas de pelear, sin saber bien qué hacer, intentando encontrar la opción correcta.
Por y para ellos. Esperas su sonrisa, que respiren bien, que disfruten dentro de sus posibilidades.
Mientras tú, en el laberinto, recibes despedidas. Vomitas improperios. No por ellos, si no por tus iguales, que mueren lentamente por su egoísmo. Y caes. El abismo está ahí. Y olvidas tu propósito. Enfermas, todo duele. Y descubres que no puedes ser ni estar por ellos si cada mañana quieres que sea domingo.
Y ahí está el nudo, sin desenlace. Donde todos hablan sin saber y los que saben olvidan qué saben.
No hay salida por ahora. No hay celebraciones.
Sólo pensar en ellos te puede salvar pero no suena la misma música en ese mismo momento.
2 comentario/s:
Vales 1000 veces más que esos que llamas "tus iguales", ánimo!
Oh... Muchas gracias. Aunque he acabado un poco resentida. Ya te contaré. :)
¡Un besazo!
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