Disimulo

12 mayo 2007


Rozando pliegues al borde de las finas telas colgando del techo.
Todo se ve distinto desde ahí arriba.
Las alturas ridiculizan lo que desde el suelo no se atreve a ser alzado.
Manos con la intención de ser escuchadas.
Voces que intentan llegar a alguna parte que no sea el olvido.
La demencia nunca fue tan preciada desde entonces.
La sangre que fue inocente frena y se tiñe de negro.
Nunca la duda ha sido tan buena compañía.
Las derrotas ya no se cuentan con los dedos.
Victoria no aparece en nuestra enciclopedia.
Todo se funde en uno y lo demás,
nunca fue inventado.

1 comentario/s:

Anónimo dijo...

Es la putada de ser Dios.
To quisqui de queja. Hay que joderse!

Pedro Cuervo.

Disimulo


Rozando pliegues al borde de las finas telas colgando del techo.
Todo se ve distinto desde ahí arriba.
Las alturas ridiculizan lo que desde el suelo no se atreve a ser alzado.
Manos con la intención de ser escuchadas.
Voces que intentan llegar a alguna parte que no sea el olvido.
La demencia nunca fue tan preciada desde entonces.
La sangre que fue inocente frena y se tiñe de negro.
Nunca la duda ha sido tan buena compañía.
Las derrotas ya no se cuentan con los dedos.
Victoria no aparece en nuestra enciclopedia.
Todo se funde en uno y lo demás,
nunca fue inventado.

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