Dos

20 mayo 2007


Lo importante no es llegar a un lugar desconocido con las piezas que siempre te acompañan. Tampoco lo es que no se sepa qué te depararán las próximas horas en un sitio con tanto encanto y con caras que pocas veces o ninguna has visto. Ni que no sepas dónde sentarte por saltar protocolos que siempre estuvieron escritos. Ni ir al servicio cinco minutos antes de que suene la música del día más señalado para dos. Ni que una niña llore por no entender qué hace su madre al inmortalizar tanto un momento que todavía no llega. Ni subir y bajar escalones que crees que no vas a volver a pisar y que están acabando con tus talones. Ni que se derrame alguna lágrima porque ya llega lo que se estaba anhelando.

Lo importante es que las personas que te pueden hacer pensar esto y hacer sentir lo que no se puede explicar sean vistas con una amplia sonrisa en la cara, que estén unidas por esa metáfora circular y que aparezcan vestidos de la manera que les da la real gana. Cuando eso pasa, cuando uno elige cómo quiere asistir a su propia boda con canciones anormales como colofón final, cuando incluso el animal de los ya casados acompaña en la mesa nupcial mientras dan la oportunidad de hacer amigos a los invitados con personas que eran desconocidas pero ahora están enfrente, cuando se tiene la oportunidad de hablar de nuevo mediante una palabra y muchos gestos de cariño, quiere decir que quien ha podido lograr esto puede lograr cualquier meta que se proponga.

Y yo, estoy muy orgullosa de poder haber formado parte de este día, de esa historia y de esas vidas que desde ayer están más unidas por un papel que antes estaba en blanco.

Felicidades amores. Os merecéis todo lo bueno que está escrito y lo que aún está por llegar. No es fácil hacer de lo poco común una velada inolvidable, vosotros lo habéis conseguido. Y esto, es digno de elogio.
Os quiero mucho.

P.D.= Ninfa, tampoco te olvidamos ese día.

Dos


Lo importante no es llegar a un lugar desconocido con las piezas que siempre te acompañan. Tampoco lo es que no se sepa qué te depararán las próximas horas en un sitio con tanto encanto y con caras que pocas veces o ninguna has visto. Ni que no sepas dónde sentarte por saltar protocolos que siempre estuvieron escritos. Ni ir al servicio cinco minutos antes de que suene la música del día más señalado para dos. Ni que una niña llore por no entender qué hace su madre al inmortalizar tanto un momento que todavía no llega. Ni subir y bajar escalones que crees que no vas a volver a pisar y que están acabando con tus talones. Ni que se derrame alguna lágrima porque ya llega lo que se estaba anhelando.

Lo importante es que las personas que te pueden hacer pensar esto y hacer sentir lo que no se puede explicar sean vistas con una amplia sonrisa en la cara, que estén unidas por esa metáfora circular y que aparezcan vestidos de la manera que les da la real gana. Cuando eso pasa, cuando uno elige cómo quiere asistir a su propia boda con canciones anormales como colofón final, cuando incluso el animal de los ya casados acompaña en la mesa nupcial mientras dan la oportunidad de hacer amigos a los invitados con personas que eran desconocidas pero ahora están enfrente, cuando se tiene la oportunidad de hablar de nuevo mediante una palabra y muchos gestos de cariño, quiere decir que quien ha podido lograr esto puede lograr cualquier meta que se proponga.

Y yo, estoy muy orgullosa de poder haber formado parte de este día, de esa historia y de esas vidas que desde ayer están más unidas por un papel que antes estaba en blanco.

Felicidades amores. Os merecéis todo lo bueno que está escrito y lo que aún está por llegar. No es fácil hacer de lo poco común una velada inolvidable, vosotros lo habéis conseguido. Y esto, es digno de elogio.
Os quiero mucho.

P.D.= Ninfa, tampoco te olvidamos ese día.

Palabras

Luciérnagas