Necesidad

17 junio 2007


Afligida por tanto tono oscuro, los túneles se magnifican por tanto contenido.
La sangre fluye transparente entre las grietas cansadas de esperar ser recubiertas.
El velatorio no es nada comparable. La comparación permanece anestesiada ante tanta ignorancia.
La conveniencia es suprimida por la parida culpa.
Se engendra la muerte dándole un nombre conveniente.
Lo anormal se convierte a ojos propios en lo monótono.
Lo patético pasa a ser la almohada que acomoda cada noche al miedo.
Miedo de perder lo que nunca se tendrá, y lo que nunca se tuvo de manera real.

Lo latente sigue existiendo. Mientras permanezca, seguirá habiendo cielos para ser enmarcados por la sonrisa.

5 comentario/s:

Anónimo dijo...

...Y el miedo siente su propia voz escuchando el griterío de aquellos que lo conocen, pero saben tratarlo.

"Valiente no es quien no conoce el miedo, sino el que, aún conociéndolo, sabe cómo enfrentarse a él", reza el lema de lo legionarios.

El secreto está en hacer que fluya.

Coño.

Que el miedo fluya. Cago en to.

1 beso.

Pedro Cuervo.

Bruja dijo...

¡¡Jaja!! ¡Qué grande eres!
¡Un besazo acho!

Anónimo dijo...

No se puede perder lo que no se tiene
Por tanto, si nada tienes nada puedes perder
Si no puedes perder nada, nada hay que temer...
Excepto al miedo

Bruja dijo...

La mente juega malas pasadas. Las pulsiones también.
A veces se cree tener sin poseer nada. Pero el miedo, como dices, siempre está. Nos lo presentaron el día que nacimos.

Por cierto anónimo/a, ¿quién eres?
¡Un abrazo!

Anónimo dijo...

Y digo más, el miedo es necesario, a veces.

Sólo imaginad un mundo sin miedo...

Saludos desde el infierno.

P.C.

Necesidad


Afligida por tanto tono oscuro, los túneles se magnifican por tanto contenido.
La sangre fluye transparente entre las grietas cansadas de esperar ser recubiertas.
El velatorio no es nada comparable. La comparación permanece anestesiada ante tanta ignorancia.
La conveniencia es suprimida por la parida culpa.
Se engendra la muerte dándole un nombre conveniente.
Lo anormal se convierte a ojos propios en lo monótono.
Lo patético pasa a ser la almohada que acomoda cada noche al miedo.
Miedo de perder lo que nunca se tendrá, y lo que nunca se tuvo de manera real.

Lo latente sigue existiendo. Mientras permanezca, seguirá habiendo cielos para ser enmarcados por la sonrisa.

Palabras

Luciérnagas