De ratones y mariposas

18 julio 2007

Blanco y azul.
Los pasos van y, lo demás, detrás.
La cruz sigue en lo alto para ser alcanzada.
Se pretende llegar a ella, sin más.
Los periódicos siguen ejerciendo de predicadores.
El humo sale disparado entre sonrisas que carcajean.
Pero qué más da, todo huele a flores.
Los acordes se tumban en la almohada impaciente.
De nada sirve que la noche caiga y las horas busquen salida.
La luz no se va.

Un chasquido.

Y, sólo, dos.

3 comentario/s:

Yu dijo...

Las flores, el olor aterciopelado, el perfume de quien te cuida, te mima, te protege.
No se vé, no le ves, le sientes, está ahí, te lo hace sentir en el momento adecuado...
Y la calma...

Pd:te veo, te leo y te oigo siempre.
Te quiero, te adoro, mi niña chica!
YU

Bruja dijo...

A veces no basta con la intención. Sé que siempre me tienes en cuenta, pero es inevitable que en ocasiones no tengas en cuenta algún ápice de objetividad. A eso me refería. Nada más.

Todo lo demás, lo nuestro, es precioso. Da igual el momento. Estamos. Y eso, es lo esencial y lo que nada ni nadie puede romper.

Yo también te quiero, idiotina.

El olor a flores se está convirtiendo en habitual. Y con ello, la calma.

Anónimo dijo...

... Pues... Tras este "blanco y azul pitufil" (sí, ¿qué pasa? Los pitufos siempre se creen lo que dice el del puto gorro rojo de barba, están tan manipulados como el que más)...

... ¡Ejem! Pues que lo de siempre. Una pequeña crítica, un beso desde otros crucifijos personales (cada cuál tiene el suyo y NADIE logra llega a él, y si lo logra es para escupir).

1 beso y recordar la añoranza profesada.

Pedro Cuervo.

P.D: A Papá pitufo también me lo imagino observando por la ventana con una sonrisa malévola dándose cuenta de lo que ha conseguido.

De ratones y mariposas

Blanco y azul.
Los pasos van y, lo demás, detrás.
La cruz sigue en lo alto para ser alcanzada.
Se pretende llegar a ella, sin más.
Los periódicos siguen ejerciendo de predicadores.
El humo sale disparado entre sonrisas que carcajean.
Pero qué más da, todo huele a flores.
Los acordes se tumban en la almohada impaciente.
De nada sirve que la noche caiga y las horas busquen salida.
La luz no se va.

Un chasquido.

Y, sólo, dos.

Palabras

Luciérnagas